Adviento como novedad
El calendario eclesiástico estrena hoy su primera página y abre nuestros corazones a la
esperanza, a la novedad, devolviéndonos al principio, al origen. Dios que viene. La
historia que, en floración inédita, abre sus primeros capítulos de salvación con un sujeto
nuevo, el más pobre, el postergado, el desconocido socialmente. Es la historia de los
encuentros jamás registrados, pero anunciados desde antiguo.
Jeremías nos anuncia el cumplimiento de las promesas de Dios. ¡Y qué promesas! La
develaci￳n del nombre primero de Dios: “Se￱or-nuestra-justicia”. Una justicia que se
desprende en brotes del tronco primigenio de David, una justicia que sienta las bases
reales de la paz como un río que inunda corazones, pueblos, naciones.
San Pablo nos habla de la novedad del Espíritu que inicia en nuestro interior un proceso
de crecimiento hasta la madurez en Cristo. La manifestación de este crecimiento está
condicionada por el amor a los demás y, en principio, por el cuidado respetuoso,
responsable de la creación entera. Es un amor universal, integral, personalizado in
crescendo.
Y Jesús en el evangelio nos habla de signos, de luces, de movimientos que sacudirán
desde la raíz, nuestra inercia, tibieza, y desilusión. Y todo, porque llega nuestra
liberación. Es el canto de las primicias de nuestra salvación. Lo que en los orígenes era
apenas un anuncio, ahora es realidad: Cristo llega y la cuna se calienta en ensayo de
navidades que enternecen la humanidad.
Cochabamba 02.12.12
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com