I DOMINGO DE ADVIENTO C
Jr 33, 14-16; Sal 24; 1 Ts 3, 12-13; 4, 1-2; Lc 21, 25-28. 34-36
Habrá en efecto señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra,
angustia de la gente, trastornada por el estruendo del mar y de las olas. Los
hombres se quedarán sin aliento por el terror y la ansiedad ante las cosas que se
abatirán sobre el mundo, porque las fuerzas de los cielos se tambalearán. Y
entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza,
porque se acerca vuestra liberación. Cuidad que no se emboten vuestros corazones
por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida y venga
aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos
los que habitan toda la faz de la tierra. Estad. en vela, pues, orando en todo tiempo
para que tengáis fuerza, logréis escapar y podáis manteneros en pie delante del
Hijo del hombre.
La semana pasada con la liturgia de Cristo Rey del Universo se dio por concluido el
a￱o litúrgico, al respecto nos dice el Papa Benedicto XVI: ᆱ…Este Reino de Cristo
fue confiado a la Iglesia, que es "semilla" y "principio" y tiene la tarea de anunciarlo
y proclamarlo entre las personas, con el poder del Espíritu Santo. Al final del tiempo
establecido, el Señor presentará a Dios Padre el Reino, y le ofrecerá a todos los que
han vivido de acuerdo al mandamiento del amor (…) todos estamos llamados a
prolongar la obra salvífica de Dios, convirtiéndonos al Evangelio, situándonos con
decisión detrás de aquel Rey que no vino para ser servido sino para servir, y para
dar testimonio de la verdad…ᄏ (Benedicto XVI, Ángelus, 25 de noviembre de 2012).
La presente semana iniciamos un nuevo año litúrgico con este primer Domingo de
Adviento, así la Iglesia da comienzo a un nuevo ciclo de celebraciones, llamado
también propio del tiempo, a través del cual domingo tras domingo, y semana tras
semana, se actualiza la obra de salvación de Cristo en el tiempo, entregándose a su
Esposa la Iglesia.
La liturgia del tiempo de Adviento desarrolla una auténtica espiritualidad, centrada
en la venida del Señor y su espera vigilante. La vigilancia en la venida del Señor; la
esperanza cómo la vivimos?: «...porque se acerca vuestra liberación...». Mediante
la liturgia, la Iglesia nos quiere hablar y llamarnos a la auténtica conversión.
Jesucristo se manifiesta a través de la Palabra, saliendo al encuentro de todos los
hombres, para dar cumplimiento a la promesa ᆱ…buscar y salvar lo que estaba
perdido…ᄏ (Lc 19, 10). De esta manera, la celebraci￳n del tiempo de Adviento es la
respuesta de la Iglesia Esposa a la iniciativa continua de Dios Esposo, ᆱ…que es,
que era y que viene…ᄏ (Ap 1, 8). A los creyentes que muchas veces no tenemos
tiempo para Él, Dios nos ofrece otro tiempo, un tiempo nuevo para volver a Él, para
ponernos de nuevo en camino, encontrar y vivir el sentido de la esperanza
verdadera, nos dice el Papa Benedicto XVI: ᆱ… Es muy oportuna la exhortación de
Jesús, que en este primer domingo se nos vuelve a proponer con fuerza: “Velad”.
Se dirige a los discípulos, pero también “a todos”, porque cada uno, en la hora que
sólo Dios conoce, será llamado a rendir cuentas de su existencia. Esto implica un
justo desapego de los bienes terrenos, un sincero arrepentimiento de los propios
errores, una caridad activa con el prójimo y, sobre todo, un abandono humilde y
confiado en las manos de Dios, nuestro Padre tierno y misericordioso…ᄏ (Benedicto
XVI, Ángelus en el Primer domingo de Adviento, 30 de noviembre de 2008).
Este tiempo nos hace presente que la Palabra encarnada de Dios puede ser causa
de crisis o división, pero viene para la salvación del mundo. Así cuando en la
primera lectura, el profeta clama «... el Señor, es nuestra justicia...», está
expresando el anhelo por el cumplimiento de la promesa de Salvación que Dios
hace a Israel. Nos anuncia la llegada de un vástago legítimo que "hará justicia", un
descendiente de David que gobernará tal como Dios quiere, con justicia y bondad. Y
esta justicia divina de la alianza no se mide según el concepto de la justicia
humana. Al respecto el Papa Benedicto XVI nos dice: ᆱ… El Adviento invita a los
creyentes a tomar conciencia de esta verdad y a actuar coherentemente. Resuena
como un llamamiento saludable que se repite con el paso de los días, de las
semanas, de los meses: Despierta. Recuerda que Dios viene. No ayer, no mañana,
sino hoy, ahora. El único verdadero Dios, "el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob"
no es un Dios que está en el cielo, desinteresándose de nosotros y de nuestra
historia, sino que es el Dios-que-viene. Es un Padre que nunca deja de pensar en
nosotros y, respetando totalmente nuestra libertad, desea encontrarse con nosotros
y visitarnos; quiere venir, vivir en medio de nosotros, permanecer en nosotros.
Viene porque desea liberarnos del mal y de la muerte, de todo lo que impide
nuestra verdadera felicidad, Dios viene a salvarnos…ᄏ (Benedicto XVI, Celebraci￳n
de las Primeras Vísperas del I Domingo de Adviento, 2 diciembre 2006).
El evangelio de esta semana nos invita: “estemos atentos a que nuestro coraz￳n no
se embote de: falsas esperanzas y promesas”. Porque muchas veces ante las
dificultades y sufrimientos de la vida, si no estamos cimentados en Cristo Nuestra
Roca, vacilamos y nuestra vida se puede extraviar ante sugerencias o estilos de
vida contrarios al evangelio, y sobre todo en este tiempo en que se nos presenta a
través de la sociedad, que el Misterio de la Encarnación de Cristo (la Navidad),
como un tiempo y una celebración que se vive rodeado de cosas y situaciones
materiales, como dice el evangelio: nuestro corazón debe esperar vigilante a su
Señor. En esto consiste entrar en el gozo de la celebración y de la fiesta. Este
tiempo renueva nuestra esperanza que se funda en la fe en el Resucitado, vencedor
del mal y de la muerte. Una esperanza que año tras año vamos consolidando con
una fidelidad que nos prepara para el encuentro con el Señor, que un día realizará
todo aquello que ahora es un anhelo profundo de nuestros corazones.
Que este tiempo de Adviento que iniciamos; y que nos catapulta hacia la Fiesta de
Navidad, no se celebre empobrecido por lo accesorio, superfluo de la vida, pues
aquí estará el termómetro de nuestra vida de vigilancia-oración. Cuidado de vivir
esta celebración de manera horizontal, en sentido humanista; por ello la dificultad
del Adviento porque es vivido y celebrado mirando a Dios y a Cristo nuestro alfa y
omega, el principio y fin de mi vida; la inspiración, luz y camino de las acciones de
la vida. Buen Adviento.
Pbro. Oscar Balcázar Balcázar