XXXII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
"Tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará"
1 R 17,10-16: "La viuda hizo un panecillo y se lo dio a Elías"
Sal 145,7.8-9a.9bc-10: "Alaba, alma mía, al Señor"
Hb 9,24-28: "Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los
pecados de todos"
Mc 12,38-44: "Esa pobre viuda ha echado más que nadie"
Los relatos de acciones portentosas de los profetas tienen un objetivo muy
concreto: realzar su fama, que todos sepan que Dios está con ellos y hay que
tenerlos en cuenta.
San Marcos presenta aquí un severísimo juicio. Parecen sentencias entresacadas de
algún pasaje más amplio y que se redujo para la catequesis. Las primeras
acusaciones de Jesús contra los fariseos adquieren su verdadero sentido en aquella
cultura: usar el manto propio de la oración ("tallith") fuera del templo, era un signo
de ostentación de religiosidad; sentarse en el primer banco de la sinagoga, bajo el
cual se guardaban los rollos de la ley, era señal de categoría social y se buscaba
afanosamente. Si se añaden datos de hipocresía, rapiña y orgullo ("devoran los
bienes de las viudas con pretexto de largos rezos"), comprenderemos que Jesús se
muestre tan duro con ellos.
En la categoría de famosos suele nuestra sociedad incluir a quienes no ocultan su
vida, pese a estar a veces marcada por el escándalo, el esperpento o la
extravagancia. Quienes se toman la vida en serio, no suelen ser famosos. Hacen el
bien calladamente y, casi sin saberse, llega a muchos.
— El cumplimiento de la Ley:
"El cumplimiento perfecto de la Ley no podía ser sino obra del divino Legislador que
nació sometido a la Ley en la persona del Hijo. En Jesús la Ley ya no aparece
grabada en tablas de piedra sino «en el fondo del corazón» (Jr 31,33) del Siervo,
quien, por «aportar fielmente el derecho» (Is 42,3), se ha convertido en «la
Alianza del pueblo» (Is 42,6). Jesús cumplió la Ley hasta tomar sobre sí mismo «la
maldición de la Ley» (Ga 3,13) en la que habían incurrido los que no «practican
todos los preceptos de la Ley» (Ga 3,10), porque ha intervenido su muerte para
remisión de las transgresiones de la Primera Alianza (Hb 9,15)" (580).
— El amor de la Iglesia por los pobres:
" «El amor de la Iglesia por los pobres... pertenece a su constante tradición». Está
inspirado en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús, y en su
atención a los pobres. El amor a los pobres es también uno de los motivos del
deber de trabajar, con el fin de «hacer partícipe al que se halle en necesidad» (Ef
4,28). No abarca sólo la pobreza material, sino también las numerosas formas de
pobreza cultural y religiosa (cf. CA 57)" (2444).
— "Zaqueo fue un hombre de gran voluntad y su caridad fue grande. Dio la mitad
de sus bienes en limosnas y se quedó con la otra mitad sólo para devolver lo que
acaso había defraudado. Mucho dio y mucho sembró. Entonces aquella viuda que
dio dos céntimos, ¿sembró poco? No, lo mismo que Zaqueo. Tenía menos dinero
pero igual voluntad, y entregó sus dos moneditas con el mismo amor que Zaqueo la
mitad de su patrimonio. Si miras lo que dieron, verás que entregan cantidades
diversas; pero si miras de dónde lo sacan, verás que sale del mismo sitio lo que da
la una que lo que entrega el otro" (San Agustín, Com. Ps 125).
¡Qué cortitos de aspiraciones son aquellos que se conforman con el premio de ser
vistos! Aquellos que sólo buscan la mirada de Dios aspiran a mucho más: a que el
premio sea el mismo Dios.
Con permiso de Almudi.org