II DOMINGO DE ADVIENTO, CICLO C
INGENIERO DE CAMINOS, ESPIRITUALES, EVIDENTEMENTE
Padre Pedrojosé Ynaraja
Tal vez sea el Jordán el único rio que conozco desde su nacimiento hasta su
desembocadura. Surge en tres lugares, al pie del Anti-Líbano, el principal de ellos
hoy se llama Banias, fue donde el reyezuelo de turno edificó Cesarea de Felipe.
Baja de inmediato saltarín, como corresponde a su niñez, hasta un borde brusco.
Ya es un adolescente atrevido y amante de deportes de riesgo, así que salta en
bellas cataratas. A su medida, no imaginéis, mis queridos jóvenes lectores, nada
semejante a las del Niágara, que nunca he visto al natural, pero archiconocidas por
fotografías y reportajes. Desciende todavía apresurado hasta el remanso del
Kineret, o mar de galilea, y ya cansino, se escapa lentamente hacia el Mar Muerto,
hundido a 400 metros respecto al nivel del Mediterráneo. Tan fatigado está, que
para aproximarse, va haciendo rodeos, meandros llaman los geógrafos.
Fue por allí, me he acercado unas cuantas veces y por ambas orillas, es un trecho
próximo a Jericó, lleno hoy de recuerdos arqueológicos e iglesias que recuerdan lo
acontecido, por donde el gran profeta Juan, el llamado Bautista, se puso a
proclamar gritando, de mal humor a veces, exigente siempre. Evidentemente, no
tenía nada de abuelo bonachón, ni de político mitinero, no hace falta que os lo diga,
mis queridos jóvenes lectores.
Su actuar tuvo especial protagonismo. Os he dicho en diferentes ocasiones que fue
por aquel entonces más famoso que Jesús, pese a ser este de quien él hablaba y
repetía. Tanta fue su fama, que al evangelista Lucas le costó poco darnos la fecha y
circunstancias sociales en las que el personaje hizo su presentación en público. Os
advierto que el calendario de aquellos tiempos no era tan simple como el nuestro
actual y occidental, y que, al escuchar la lectura del evangelio de la misa de hoy, os
resultará más difícil localizar el momento, que la interpretación de la numeración
romana.
Vociferando, incluso insultando, decía y se atrevía a reclamar, que se abrieran
sendas de fácil caminar. Que se evitaran los exabruptos, que se retiraran los
obstáculos. Pretendía con ello, o dócilmente obedecía al Señor, abrir caminos al
Mesías, que estaba próximo a llegar.
Profeta es aquel que con lenguaje de su tiempo, proclama la voluntad de Dios, que
es de por sí eterna, el Bautista es un ejemplo exacto y encomiable de esta vocación
o, en palabras de nuestro tiempo, recibió y fue fiel a su carisma.
Los profetas incomodan, pero si son íntegros, si huyen de la corrupción y del
provecho personal, merecen respeto unánime y los honrados además, les hacen
caso.
Con imágenes propias de aquel tiempo y lugar, invitaba a abrir caminos. Senderos
por donde pudiera entrar la Gracia, barriendo y limpiando de pecado el interior.
Aromatizando la actitud espiritual, para que el arrepentimiento blanqueara los
conductos por donde debía penetrar el Señor y resultarle agradable la estancia.
Estamos en los inicios del Adviento. La liturgia de hoy es la voz de Juan que nos
reclama reconocer el pecado del aburguesamiento y escoger la vida austera. Tanto
en la comida, como en no utilizar sin necesidad el agua caliente, tanto en vestir
ropa de abrigo, bajando el nivel de la calefacción, como en no dejar las luces
eléctricas encendidas sin necesidad. Comer pan con cualquier cosa y no bocadillos
de masa especial y contenidos de alto precio. Viajar lo necesario para cumplir
deberes diarios o para complementar nuestra cultura, más que ir a países de moda
o playas de las que uno pueda presumir. Practicar deporte alegremente, más que
gastar dinero en entradas para ver a profesionales excesivamente pagados, como
ganan una competición. Dar dinero a instituciones de honradez segura, llámeseles
Caritas, Manos Unidas, Cottolengo, Hermanitas de los pobres o de los ancianos
desamparados, obras inspiradas en la labor de la M. Teresa de Calcuta o San
Camilo, etc.etc. Pensad también que el turrón, el panetone, el pain des epices, las
lonchas de jamón o de embutido, hasta las sardinas de lata en aceite de oliva, tan
propios de tierras mediterráneas y que ya ni a veces nos apetecen, pueden llenar
de gozo a un misionero y a sus huéspedes. Que los portes resulten más caros que
el mismo producto no debe ser óbice para que les enviemos aquello que alegrará a
los que están arduamente anunciando que Jesús, Hijo de Dios y Salvador de la
humanidad, llega para todos. Os pongo un simple ejemplo. La llegada a un país del
centro de África de un paquetito con aceitunas arbequinas, aceite, pan y tomate,
puede alegrar la vida de una misionera, aumentar su optimismo, anticipo de la
Esperanza. Enviarle dinero siempre es bueno, pero tal vez su vocación le incline a
emplearlo en los pobres, cosa buena sin duda, pero el disfrutar de cualquier cosa,
envida con cariño, sea causa de feliz coraje y empuje evangelizador.
Santa Teresa de Lisieux, tuberculosa ya en sus últimas, caminaba esforzada,
ofreciendo el sacrificio por algún misionero que en aquel momento dudara de su
labor.
Un libro actual, unas bellas ilustraciones, unas fotografías emotivas, en casi ningún
país pagan aduana. Adornando una estancia en un rincón del mundo, se abre el
camino al Señor, tal vez. A lo mejor, alguien al entrar, intrigado, preguntará qué
significan, quien las envió, porqué lo hizo. Un bello poster puede ser un Precursor
de nuestro tiempo, de menos calidad que Juan, el remojador, pero no desdeñable.
La Navidad está cerca. No os olvidéis que debéis ser protagonistas de la autentica,
mis queridos jóvenes lectores.
Limpiad vuestro interior, que un motor oxidado o con piezas quebradas, no
funciona bien. Dicho en cristiano: acudid al taller del perdón, al sacramento de la
reconciliación y pondréis vuestro vehículo interior en forma.