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Día litúrgico: Miércoles I de Adviento
Texto del Evangelio ( Mt 15,29-37): En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino
junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente
trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus
pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos
hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y
glorificaron al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento
compasión de la gente (…)ᄏ.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto
XVI) (Città del Vaticano, Vaticano)
El Hijo de Dios se encarnó por nuestra salvación
Hoy, este panorama de curaciones (¡signo de salvación!) interpela la controversia
sobre el mesianismo de Jesús: ¿ha redimido verdaderamente a Israel? La misión,
tal como Él la ha vivido, seguramente no se corresponde con la expectativa de la
salvación mesiánica inmediata que tenían los hombres, que se sentían oprimidos no
tanto por sus pecados, sino por la miseria de su existencia.
San José recibió la orden de dar un nombre al niño; el mismo nombre que el ángel
había indicado también a María: "Jesús", que significa "Dios es salvación". El ángel
que habló en sueños a José aclara en qué consiste esta salvación: "Él salvará a su
pueblo de los pecados".
—Si el hombre trastoca su primera y fundamental relación —la que tiene con Dios—
entonces ya no queda nada más que pueda estar verdaderamente en orden. Jesús
quiere señalar al hombre el núcleo de su mal y hacerle comprender: si no eres
curado en "esto", no obstante todas las cosas buenas que puedas encontrar, no
estarás verdaderamente curado.
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