Comentario al evangelio del Jueves 13 de Diciembre del 2012
El que tenga oídos que escuche
El texto evangélico de hoy termina con una invitación a tomar conciencia acerca de la actitud con que
se oye y se lee la Palabra, por eso conviene ponerla al principio como llamada de atención: “el que
tenga oídos que escuche”. Se refiere a la identificación de Juan el Bautista con el profeta Elías
esperado para el tiempo final. Juan es el término de la ley y los profetas. Es el precursor del reino de
Dios. El Bautista es una figura central del tiempo de la espera inmediata del Mesías. Su misión
confiere rostro personal y temporal a la gran esperanza de Israel que vislumbra con viveza el profeta.
Para los habitantes de las tierras resecas la esperanza se conjuga con agua y fecundidad: ríos en las
cumbres peladas, manantiales, fuentes de agua. También los árboles constituyen la imagen de la
feracidad del futuro: cedros, acacias, mirtos, olivos…; toda clase de árboles.
La fecundidad es una señal. Verla da mucho que pensar. Es la muestra de la presencia del Santo de
Israel. Las metáforas que el profeta emplea para expresar la relación del Santo de Israel con el pueblo
están llenas de ternura: te agarro de la diestra… no temas gusanito de Jacob, oruga de Israel. Tu redentor
es el Santo de Israel. El pueblo tiene un buen defensor. Puede confiar en su propia debilidad. El Santo
de Israel lo va a convertir en un trillo nuevo y dentado.
Bonifacio Fernández, cmf