EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Jueves de la primera semana de Adviento
Libro de Isaías 26,1-6.
Aquel día, se entonará este canto en el país de Judá: Tenemos una ciudad fuerte, el
Señor le ha puesto como salvaguardia muros y antemuros.
Abran las puertas, para que entre una nación justa, que se mantiene fiel.
Su carácter es firme, y tú la conservas en paz, porque ella confía en ti.
Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
El doblegó a los que habitaban en la altura, en la ciudad inaccesible; la humilló
hasta la tierra, le hizo tocar el polvo.
Ella es pisoteada por los pies del pobre, por las pisadas de los débiles.
Salmo 118(117),1.8-9.19-21.25-27.
¡Aleluya!
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres;
es mejor refugiarse en el Señor
que fiarse de los poderosos.
"Abran las puertas de la justicia
y entraré para dar gracias al Señor".
"Esta es la puerta del Señor:
sólo los justos entran por ella".
Yo te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
Sálvanos, Señor, asegúranos la prosperidad.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Nosotros los bendecimos desde la Casa del Señor:
el Señor es Dios, y él nos ilumina.
"Ordenen una procesión con ramas frondosas
hasta los ángulos del altar".
Evangelio según San Mateo 7,21.24-27.
No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos,
sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica,
puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron
la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un
hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron
la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".
Comentario del Evangelio por:
Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas
Misioneras de la Caridad
Camino de sencillez, cap. 7
“Escuchad lo que os digo"
Ante todo hay que dedicar tiempo a la contemplación y al silencio, sobre todo si
vivimos en las grandes ciudades como Londres y Nueva York, donde todo es
agitación. Por esto he decidido abrir nuestra primera casa de hermanas
contemplativas, cuya vocación es orar durante la mayor parte del día, en Nueva
York y no en el Himalaya, porque sentía que en las grandes urbes hay más
necesidad de silencio y de contemplación.
Yo comienzo la oración siempre por el silencio. Pues es en el silencio del corazón
donde habla Dios. Dios es amigo del silencio y debemos escucharle porque lo que
cuenta no son nuestras palabras sino lo que él dice, y lo que dice a través de
nosotros. La oración nutre el alma: lo que la sangre es para el cuerpo, es la oración
para el alma. Nos acerca a Dios, purifica y limpia nuestro corazón. Una vez
purificado el corazón podemos ver a Dios, hablarle y descubrir su amor en la
persona de cada uno de nuestros hermanos humanos. Si vuestro corazón está
puro, vosotros seréis transparentes en la presencia de Dios, no disimularéis nada, y
entonces le ofreceréis libremente lo que él espera de vosotros.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”