Obediencia en fe, auténtica libertad.
2012-12-07
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: «¡Hijo de
David, compadécete de nosotros!». Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los
ciegos y Jesús les preguntó: «¿Creen que puedo hacerlo?». Ellos le contestaron:
«Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que se haga en ustedes
conforme a su fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les advirtió severamente: «Que
nadie lo sepa». Pero ellos, al salir, divulgaron su fama por toda la región. Palabra
del Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, inicio esta oración con la misma actitud de los dos ciegos del
Evangelio. Me acerco a Ti con humildad, reconociendo mis pecados. No quiero
ocultarlos, Tú ya los conoces perfectamente. Te pido perdón y te ofrezco mi corazón
arrepentido que anhela ser tocado por tu misericordia.
Petición
Señor, toca mi corazón y haz que se abran los ojos de mi espíritu para poder
conocerte y amarte como siempre lo has querido.
Meditación
Obediencia en fe, auténtica libertad.
«Resulta conmovedor ver cómo Dios no sólo respeta la libertad humana, sino que
parece necesitarla. Y vemos también cómo el comienzo de la existencia terrena del
Hijo de Dios está marcado por un doble “sí” a la voluntad salvífica del Padre, el de
Cristo y el de María. Esta obediencia a Dios es la que abre las puertas del mundo a
la verdad, a la salvación. En efecto, Dios nos ha creado como fruto de su amor
infinito, por eso vivir conforme a su voluntad es el camino para encontrar nuestra
genuina identidad, la verdad de nuestro ser, mientras que apartarse de Dios nos
aleja de nosotros mismos y nos precipita en el vacío. La obediencia en la fe es la
verdadera libertad, la auténtica redención, que nos permite unirnos al amor de
Jesús en su esfuerzo por conformarse a la voluntad del Padre. La redención es
siempre este proceso de llevar la voluntad humana a la plena comunión con la
voluntad divina» (Benedicto XVI, 27 de marzo de 2012).
Reflexión apostolic
«Es preciso que la dirección espiritual sea profunda, motivadora, periódica,
exigente y concreta. No puede reducirse a una charla insustancial ni a un mero
desahogo. Es preciso ir a fondo para descubrir las raíces de las actitudes y
comportamientos, y para cimentar la vida espiritual en convicciones hondamente
arraigadas» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 399).
Propósito
No dejar mi meditación diaria, auténtica fiesta de amor , por el ajetreo de las
celebraciones navideñas.
Diálogo con Cristo
Creer no es simplemente saber que Dios existe. La fe es una experiencia viva, es
saberse amado y redimido por Jesús. Señor, regálame la gracia de mirar la vida con
los ojos de la fe, de verlo todo como venido de tu mano amorosa, tanto lo fácil
como lo difícil. Dame una fe real y verdadera que transforme toda mi existencia.
Dame la luz de una fe ardiente y luminosa que refleje tu amor a los demás.
«La irresponsabilidad de quien pone en riesgo su eternidad, cambiando el amor y la
fidelidad a Dios por la vida de sensualidad y de orgullo que le ofrece el mundo, es
gravísima y no cabe en mente sensata. ¡Qué gran desprecio de Dios, qué ceguera y
temeridad! ¡Como si la eternidad no fuera cierta y cercana!»
(Cristo al centro, n. 2125 ).