III DOMINGO DE ADVIENTO, CICLO C
JUAN: VOCIFERANTE, SOLITARIO, LIBRE, FIEL Y COHERENTE
Padre Pedrojosé Ynaraja
No me canso de repetir que el hijo de Zacarías e Isabel fue en sus tiempos muy
famoso y superó en notoriedad al mismo Cristo. Me encantan ciertos rincones de
Ein-Karen, donde según la tradición a la que la arqueología apoya, nació el
Bautista, por el paraje que rodea la tumba de Santa Isabel y desde el que se
domina el llamado por ello desierto de San Juan. Añádase que por allí crece algún
algarrobo, árbol citado una sola vez en la Biblia, (en la parábola del hijo prodigo)
que vulgarmente, e ignoro el porqué, se le llama el “pan de san juan”. Os lo cuento
para que se entienda el aprecio que siento por este rinconcito.
Por allí nacería Juan, por entre aquellas encinas y cipreses seguramente fue
creciendo. En llegando a la pubertad, acudiría al Templo donde su padre era uno de
los notables que ejercían el culto sagrado. Iría emocionado y serio, para ser
reconocido “esclavo de la Ley” es decir “mayor de edad”. Sería entonces cuando,
como dice explícitamente el evangelio, se retiró al desierto, viviendo en silencio y
oración. Permaneció hasta que fue llamado por Dios y para que fuera a la margen
oriental del Jordán, mientras pudiera y le dejaran, o a lugares menos peligrosos
para su integridad, tal vez en Ein-Faran, abundante en manantiales, para continuar
su misión.
Dicen muchos autores que ingresó en Qunram, famoso monasterio de una secta, de
la secta de los esenios, así consideran eran aquellos monjes, las más modernas
apreciaciones. Famoso por sus ruinas bastante bien conservadas, pero, sobre todo,
por los documentos que cerca de estas se encontraron, a mediados del pasado siglo
y que han enriquecido tanto el conocimiento de cierta espiritualidad vigente en
aquel tiempo, como afirmado y mejorado, los contenidos del Texto Sagrado.
Fuera donde fuese su estancia anterior, el caso es que lo encontramos predicando
en la Betania ribereña, que nada tiene en común con el pueblecito donde habitaba
Lázaro, Marta y María. Evidentemente, no tuvo ni asesor de imagen, ni supo
técnicas de Marketing. Su actuar y decir fue totalmente incómodo y molesto,
errado, pues, de acuerdo con los criterios y pareceres de nuestros técnicos.
Me detengo un momento en su realidad personal, mis queridos jóvenes lectores.
Vivía solo. Quien se encuentra en esta circunstancia, acostumbra a comportarse de
alguna de las siguientes maneras. Se lo toma con filosofía, pasando el tiempo
 
entreteniéndose en cosas intrascendentes. No digo jugando a la petanca, porque
entonces no existía. Pero podía pasar el tiempo levantando empalizadas,
construyendo rudimentarios puentes, trazando caminos… Otra actitud pudiera ser la
de dejarse dominar por la angustia y engancharse o pringarse, con el primero que
se le acerca, confiándole una y otra vez sus soledades… Dedicarse obsesivamente a
procurarse manutención y abrigo y esconderlo, para que nadie se lo arrebatase.
No adoptó ninguna de estas actitudes. Se preguntó qué es lo que de él esperaba el
Señor. El silencio y la soledad favorecen escuchar respuestas a tales interrogantes.
Convencido de su misión, se sometió a los imperativos de su conciencia, es decir ni
la ahogó, ni la ignoró. Hoy en día la mayoría de la gente no se examina y si por
casualidad habla de la conciencia, es para recordar exigencias o negarse a trabajar
en algún proyecto. Pero la conciencia es un riguroso fiscal, que ejerce en el
presente y lo será en último Tribunal Supremo.
Tuvo discípulos, que fueron también amigos y a los que les encomendó misiones de
información, puesta su confianza en ellos. A quienes acudían esperando
instrucciones y consejos, no dudaba en hablarles con sinceridad y hacerlo, no con
palabras lisonjeras y promesas engañosas, sino con radical y exigente veracidad. A
todos les comunicaba los imperativos propios de su estado.
Vosotros mis queridos jóvenes lectores, no sois funcionarios públicos, o cobradores
de impuestos, ni militares del ejército romano. Meditad con sinceridad, pidiendo al
Señor que os oriente y sepáis escuchar y entender las respuestas que os quiera
dar. Y aprended de él a ser modestos y a obrar y vivir humildemente. Desechad el
presumir, huid de la vanagloria, del fardar o pretender haceros un buen currículo.
Son criterios de nuestra decadente y pagana cultura.
La Navidad está cercana, preparaos escuchando a Juan, sabiendo que es preciso
traducir su lenguaje. Seguramente ignoráis qué es una horca para aventar la parva,
ni habréis visto un granero, ni las disposiciones oficiales os permitirían quemar la
paja, por el peligro de incendiar el bosque. Es preciso ser fiel al contenido, pese a
que la literalidad del lenguaje no corresponda con el que escribió el evangelista.