IV Domingo de Pascua, Ciclo C.
San Juan 14, 23-29: ¿Cristo dejó de ser Pastor para convertirse en Líder?Autor: Padre Alberto Ramírez Mozqueda
Hoy celebramos la fiesta
de Cristo Buen Pastor que nos recuerda una de las ocupaciones más antiguas de la
humanidad y que tiene también profundas reminiscencias bíblicas. Pero al hombre
del siglo XXI ya no le gusta pertenecer a un rebaño y le repugna considerarse
bajo el cuidado de un pastor. Hoy el hombre gusta más bien de considerar el
liderazgo, y si de eso hablamos, hoy tenemos muchos líderes que aglutinan a las
masas y consiguen que vayan tras de ellos. Ahí están los políticos con su afán
de dinero, de protagonismo y de privilegios frente a una gran población, que los
mira asombrada. Ahí están los grandes triunfadores, que han amasado grandes
fortunas. Nosotros tenemos al hombre más rico del mundo. Están también los
grandes deportistas, y todos los del mundo de la farándula, las llamadas
estrellas, con existencias fugaces e incluso ahora también han aparecido los
narcos como gente que también se hace imitar. Y en un afán de libertad, todos
los supuestos líderes, lejos de ampliar los ámbitos de libertad, suben las
trancas y aseguran las puertas del redil, y pretenden que todos los hombres
vistan como ellos, actúen como ellos y sean como ellos, marcando por quien
debemos votar, qué consumir, la marca del coche o de la moto, hasta dónde debe
llegar el pantalón o la falda, cuál debe ser el color y la piedra de la
temporada, la corbata, el perfume, el libro que tienes que leer, la película que
debes ver e incluso los condones que hay que usar. Los líderes han logrado
conectar a todos con su propia línea y hoy te encuentras gente de todas las
edades atados a diminutivos audífonos, pendientes de las orejas pero
desconectados olímpicamente del mundo que les rodea, sin mirar al hermano, al
que sufre, al que es tratado injustamente, sin ningún deseo de
corresponsabilidad con nadie, sólo mirando a su propia diversión. Pero aún hay
otro problema definitivamente no resuelto por los líderes de este mundo, pues la
inseguridad y la aglomeración citadina han hecho que todo mundo trate de
escaparse de la ciudad, antes era sólo en el verano, pero ahora se aprovecha
cada fin de semana para escabullirse del conglomerado humano.
Es entonces cuando debemos buscar el liderazgo de Cristo, que no esclaviza, que
abre las puertas para que en la libertad, en la responsabilidad y con un alto
espíritu de servicio, podamos construir un mundo más humano, más fraternal y
definitivamente más cristiano. Los falsos líderes, y religiosos por cierto,
fueron los que le quitaron la vida a Cristo, pues veían fuertemente afectados
sus privilegios, su manera de vivir y su influencia maligna sobre un pueblo
esclavizado bajo el temor de un Dios que no sabían si perdonaba o condenaba a
los hombres. Cristo habla de sí mismo como el Buen Pastor que da la vida por sus
ovejas y que llega a decir que “el Padre y yo somos uno”. Por eso lo
descalificaron, pidieron que no lo escucharan, porque estaba loco, porque estaba
endemoniado, pretendieron apedrearlo y finalmente lo mataron. Cristo es digno de
confiar, y aunque la Iglesia fundada por él atraviesa hoy por momentos duros y
difíciles, desde su Eucaristía dominical quiere hacerse presente entre los
hombres para convertirse una y otra vez, en el pastor y el líder que los hombres
necesitan para sentirse hermanos, amados y en camino hacia la casa de la
salvación. La aceptación nos toca a cada uno de nosotros y encontraremos la paz,
la alegría y la felicidad. “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas
me siguen”.