VI Domingo de Pascua, Ciclo A

Juan 14:15-21

Autor: Padre Carmén Mele O.P

 

 

De vez en cuando oímos de una persona que quiere defenderse a sí mismo en la corte. No cree que necesite a un abogado para ayudarlo. Piensa que su causa es tan patente como aquella de los niños hambrientos en el África pidiendo pan. Sin embargo, los expertos dirían que tal persona es imprudente si no tonto. Porque el mundo de los tribunales de justicia es muy complicado, el abogado es tan indispensable como un guía en un safari. En el evangelio hoy Jesús promete a sus discípulos a un abogado para su defensa.

Dice el Señor que su Padre va a mandar “otro Paráclito” para sus discípulos. Él mismo ha sido su primer defensor. Los ha preservado de las dudas de no creyentes cuando los enseñaba de la Eucaristía y cuando los contaba de su relación intimísima con Dios. Ya Jesús va al Padre, y las negaciones de su doctrina sólo crecerán. En nuestro tiempo, por ejemplo, muchos dudan que nosotros humanos tengamos un destino eterno, que el sexo sea reservado para el matrimonio, y que una conciencia limpia sea más preciosa que una mano llena de dinero. Para no caer en tales errores nos hace falta la ayuda del Paráclito.

¿De qué? muchos de nosotros preguntamos. “Paráclito” es la palabra insólita que el evangelista Juan utiliza para designar el Espíritu Santo. Significa a un acompañante que aconseja o defiende. Usualmente cuando menciona el Paráclito, Juan añade “el Espíritu de la verdad” porque el Paráclito revela la verdad de Jesús. Muy seguido el mundo quiere marginar a Jesús por recordarlo como un santo del pasado poco relevante hoy. No, diría el Paráclito, Jesús es tan necesario a dirigirnos en el mundo actual como una mamá para alimentar a su recién nacido.

Las medias masivas de comunicación desafían la verdad de Jesús en modo preocupante. Por las imágenes de hombres como “007” o mujeres como “amas de casa desesperadas” la televisión y el cine tiendan a formar al público con valores hedonistas y relativistas. Dicen que la persona puede ser honorable a pesar de que abusa el sexo y puede ser respetada aunque desengaña. El Paráclito, el Espíritu de verdad, juzgará estas imágenes como son: fantasías burgueses que deluden al pueblo y disminuyen su dignidad. No sólo esto, sino también el Paráclito nos indica las imágenes que valen como Maravillosa gracia, la película contando de la lucha contra el tratado de esclavos. Es cierto. Nos hace falta el Paráclito mucho, particularmente en el encuentro con las medias de comunicación.