Fiesta. Exaltación de la Santa Cruz

Juan 3:13-17

Autor: Padre Carmén Mele O.P

 

 

Recordémonos el jardín en el libro de Génesis. Cuando Dios creó a Adán, creó también el jardín con toda clase de árboles. Dos árboles están mencionados por nombre – el árbol de la Vida y el árbol de la Ciencia del bien y del mal. Dios prohibió a Adán y, porque era producida de él, a Eva comer del fruto del árbol de la Ciencia del bien y del mal. Si Adán lo comería, dijo Dios, moriría.

A pesar de la amonestación, Eva y Adán comieron el fruto del árbol de la Ciencia del bien y del mal. Una serpiente engañó a Eva por decirle que no morirán si comerían de ese fruto. Más bien, según la serpiente, se harán como dioses por el conocimiento del bien y del mal. Como siempre el engaño estuvo medio correcto. Por comer el fruto del árbol de la Ciencia del bien y del mal, Adán y Eva se hicieron como dioses. Eso es, se hicieron constructores de sus propias vidas, independientes de Dios. Pero, como consecuencia de su desobediencia, Dios les expulsó del jardín para que no comieran del árbol de la Vida que les habría dado la vida eterna.

“¿Lograron la Ciencia del bien y del mal?” quisiéramos preguntar. Realmente no. Es cierto que se dieron cuenta de que habían pecado. Pero aprenderán por sus propios esfuerzos el bien y el mal sólo con mucha pena y bastante error. Es nuestra situación ahora, ¿no? Como dijo el inventador Tomás Edison: “El genio es sólo un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor.” Sin embargo, Dios reveló a todos los descendientes de Adán y Eva los mandamientos para que supieran el bien sin errores. Si sólo los seguiríamos,…

No se menciona nada más del árbol de la Vida en la Biblia. Sin embargo, nosotros cristianos miramos la cruz de Cristo como un árbol de que viene la vida. Para comprender lo que se significa aquí, tenemos que apreciar cómo la palabra cruz en sus orígenes no representa dos líneas perpendiculares. Más bien, la cruz era sólo una estaca en la tierra que mira como un árbol. (Pensamos en dos líneas perpendiculares porque Jesús cargó el travesaño al Calvario donde estaba la estaca a que se fijó el travesaño con manos de Jesús clavadas a él.) El evangelio de Juan ahora nos dice que la persona que crea en Jesús levantado en la cruz tendrá la vida eterna. Creer en Jesús levantado en la cruz significa más que persignarse ante el crucifijo. Es obedecerlo a Jesús como él obedeció a Dios hasta su propia muerte. Esto es en contraste con Adán y Eva que rehusaron a obedecer a Dios.

A veces nos cuesta mucho obedecer a Jesús como en el caso del director de finanzas de una agencia de carros. Cristo rescató la vida de este hombre cuando estaba muriendo de una enfermedad de corazón. Ahora en gratitud a Cristo este hombre trata a todos los clientes con justicia. Aunque el propósito de su oficio es ganar la mayor cantidad de dinero posible, él no permite que personas sencillas entren en contractos que no pueden cumplir. Creer en el crucificado significa que tenemos la misma compasión a todos, todo el tiempo. Es no vivir más principalmente por sí mismo sino por Cristo.