I Domingo de Cuaresma, Ciclo C.
San Lucas 4, 1-13:
La tentación y la victoria de Cristo

Autor: Basada en el Catecismo de la Iglesia Católica

Fuente: almudi.org (con permiso)  suscribirse

 

 

Homilía basada en el Catecismo de la Iglesia Católica

I. LA PALABRA DE DIOS

Dt 26, 4-10: Profesión de fe del pueblo escogido
Sal 90, 1-2.10-11.12-13.14-15: Acompáñame, Señor, en la tribulación
Rm 10, 8-13: Profesión de fe del que cree en Jesucristo
Lc 4, 1-13: El Espíritu le iba llevando por el desierto, mientras era tentado


II. LA FE DE LA IGLESIA

«La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto» (540).

«... el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El ``diablo''[``dia-bolos''] es aquel que se atraviesa en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo» (2851).

La lucha y la victoria contra el Tentador y las tentaciones «sólo son posibles con la oración. Por medio de su oración, Jesús es vencedor del Tentador, desde el principio... y en el último combate de su agonía... Cristo nos une a su combate y a su agonía. La vigilancia del corazón es recordada con insistencia en comunión con la suya... La vigilancia es ``guarda del corazón''... El Espíritu Santo trata de despertarnos continuamente a esta vigilancia...» (2849).

III. TESTIMONIO CRISTIANO

«... El Hijo de Dios tiene el designio de hacer participar y de extender y continuar sus misterios en nosotros y en toda su Iglesia, por las gracias que El quiere comunicarnos y por los efectos que quiere obrar en nosotros, gracias a estos Misterios...» (S. Juan Eudes) (521).

IV. SUGERENCIAS PARA EL ESTUDIO DE LA HOMILÍA

A. Apunte bíblico-litúrgico

La Cuaresma comienza siempre con el panorama yermo y atractivo, al mismo tiempo, del desierto (cf Os 1, 16), decisivo en la historia de la salvación, por el paso de Israel «durante cuarenta años». Oscuro en la perícopa envangélica por el Tentador. Pero luminoso, pascual, por la victoria de Cristo.

Después del Bautismo de Cristo e inmediatamente antes de las tentaciones, S. Lucas coloca la genealogía de Jesús, que arranca en Adán, el hombre que viene de las manos de Dios (cf 3, 23-38). En el bautismo, Jesús es presentado por el Padre como «mi Hijo querido», sobre el que ha descendido en plenitud el Espíritu Santo de Dios. Por una parte, Jesús pertenece a la raza de Adán (genealogía), a la raza humana. Por eso, como todo hombre, desde el primero, será tentado. Por otra parte, como el Hijo del Padre, lleno del Espíritu Santo de Dios, vencerá la tentación, allí donde sucumbieron el primer hombre y sus hijos. Comienza, pues, con Jesús una nueva humanidad.

B. Contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica

La fe:
Las tentaciones y la victoria de Jesús sustentan nuestra respuesta: 538-540.
Meditación sobre la situación del hombre, débil e inclinado al mal, pero «no lo abandonaste al poder de la muerte»: 402-412 (también 1707; puede completarse con el paradigma del primer pecado, 385-401).

La respuesta:
«No nos dejes caer en la tentación»: 2846-2849.
«Y líbranos del mal» [«del Malo»]: 2850-2854.
La lucha y la victoria contra los malos deseos del corazón: 2514-2519; 2534-2543.

C. Otras sugerencias

Si no hay «ejercicio cuaresmal», no hay renovación pascual.

El bautizado vive el misterio de la tentación de Jesús en la celebración litúrgica y en las tentaciones que padece. Así, anticipa con Jesús la victoria pascual.