Pistas para la Lectio Divina... Lucas 10, 1-12.
La identidad de un hombre de la Palabra

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM

 

 

El texto que hoy nos propone la liturgia nos coloca precisamente ante el perfil de una persona que es servidora de la Palabra. No hemos sido llamados solamente para “oír” la Palabra sino también para “anunciarla” a todos nuestros hermanos.

Siguiendo el hilo del texto de hoy veamos esquemáticamente, para que cada uno luego lo lleve a la meditación, la oración y la acción contemplativa, los rasgos de un misionero: 

(1) El misionero reconoce que no se manda a sí mismo, es Jesús quien escoge y envía.

Designó el Señor… y los envió” (10,1ac)

 

(2) El misionero sabe que la misión es tarea de todos los discípulos de Jesús, todos son llamados a ser portadores de la Palabra, eso sí, en comunión con los Doce.

“…A otros setenta y dos…” (10,1b)

 

(3) El misionero tiene conciencia eclesial, no anda por cuenta propia sino en equipo.

De dos en dos…” (10,1d)

 

(4) El misionero es ante todo un orante: en ella capta la urgencia de la misión y la recibe de Dios.

Rogad, pues al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (10,2b)

 

(5) El misionero es conciente del riesgo de su tarea: anuncian la Palabra en una sociedad llena de conflictos, la persecución será una constante.

Os envío como corderos en medio de lobos” (10,3)

 

(6) El misionero se hace uno con los pobres, la suya es una opción consciente de despojo personal para que lo que brille en él sea la eficacia del mismo Dios; además, no se apega a nada ni a nadie, porque la misión es urgente y no admite distracciones.

No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino” (10,4)

 

(7) El misionero es una persona de paz, con su manera de ser inauguran un nuevo tipo de relaciones entre las personas donde quiera que entra.

Decid primero: Paz a esta casa…” (10,5-6)

 

(8) El misionero no está afanado por la ganancia o la acumulación de bienes, pero igualmente “merece su salario”.

Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario” (10,7)

 

(9) El misionero va prioritariamente donde los marginados y las personas que sufren para que en medio de ellas acontezca el Reino de Dios.

Curad a los enfermos…” (10,8-9)

 

(10) El misionero no hace alianzas con la sociedad que rechaza el proyecto de Dios, sino que proféticamente muestra su indignación y su toma de distancia de las actitudes que son contrarias al querer de Dios; le deja le corresponderá a Dios.

Decid: hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo…” (10,10-11)

 



Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿Por qué un “oyente” de la Palabra, debe convertirse en “servidor” de ella?

2. ¿Qué características debe tener un misionero, según el texto de hoy?

3. ¿Qué propósito me voy a hacer para incrementar mi vida de oración y compromiso por los caminos de la Palabra?