Pistas para la Lectio Divina...  
Lucas 1, 57-66: La fiesta de la vida que nace. “Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella”

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM

 

 

Dios cumple sus promesas. Lo que parece punto de llegada resulta en un evangelio como el de hoy, en un nuevo punto de partida que desata una serie de acontecimientos en la vida de quienes han sido bendecidos. 

 

Hoy vemos cómo con el nacimiento de Juan Bautista se cumple la profecía del Ángel Gabriel a Zacarías. Si seguimos el hilo de la narración nos encontramos una serie, bastante apretada, de acontecimientos que se dan en torno a esta primera natividad:

(1) el hecho mismo del nacimiento del nacimiento de Juan,

(2) la circuncisión e imposición de su nombre, “Juan” (que quiere decir “Yahvé es misericordioso”);

(3) el coro de los vecinos que aclama la acción de Dios en Isabel;

(4) La reacción del papá, Zacarías, que recupera el lenguaje y se une a la alabanza del pueblo.

(Constate estos datos en su Biblia)

 

Releamos despacio el texto, haciendo algunos subrayados sobre lo significativo.

 

1. Nace un niño

 

Al comienzo del pasaje el nacimiento de Juan se anuncia con una fórmula sencilla que encontraremos también en el nacimiento de Jesús: “Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo” (1,57). 

 

2. Renace la fraternidad y la alabanza

 

El nacimiento provoca nuevas transformaciones. La primera ocurre en su madre, quien pasa del escondimiento a una vida pública intensa: “Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia” (1,58).

 

Este es el punto de partida de una gran fiesta por la vida, que se expresa tanto en la felicitación a la nueva madre como en la alabanza a Dios (que Lucas coloca al mismo nivel).

 

Y las cosas no paran ahí: el acontecimiento toma tanta trascendencia que supera los límites de la casa y de la aldea, llegando a ser motivo de reflexión en toda la montaña de Judea (1,65).

 

El ambiente es festivo. Todos salen de sus casas y se encuentran para celebrar. Esta imagen lucana de la alegría compartida (ver 1,58) nos recuerda las palabras del Ángel: “Muchos se alegrarán con su nacimiento” (1,14). La verdadera alegría no está en el hecho de estar contento solo sino en ver que el también el otro está feliz, mi alegría es poder verlo alegre.

 

3. El itinerario de la oración

 

Pero en el texto de hoy hay todavía algo más. Si seguimos observando con atención, notaremos cómo en el comportamiento de los personajes ―Isabel, Zacarías, los parientes, los vecinos, todo el pueblo de Judea― tenemos un modelo que nos enseña a leer con ojos de fe la mano de Dios en los acontecimientos fundamentales de la vida. Ahí se descubren los motivos para estar alegre en Dios. Tres palabras claves del texto nos  pueden ayudar:

 

La admiración (1,65):

Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea, se comentaban todas estas cosas

 

Esta reacción, denominada “temor”, es señal de apertura con sencillez ante la presencia de Dios. A lo largo del Evangelio Lucas le da un gran valor a la admiración del pueblo ante la obra de Jesús, mientras que los enemigos de Jesús (la gente más religiosa) ni siquiera es capaz de dar este primer y más sencillo paso. Hay que dejarse sorprender por Dios.

 

La meditación (1,66):

Todos los que las oían las grababan en su corazón

 

La meditación es el “indagar” dentro de los acontecimientos para descubrir allí la mano creadora de Dios. La meditación se hace preguntando por el significado de los hechos: ¿qué está queriendo decir Dios con esto que ha sucedido? Y se procede entonces a confrontar los hechos de la vida con la Palabra de Dios.

 

La alabanza (1,64):

Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios”.

 

Esta oración de alabanza se coloca en boca de Zacarías, quien fue beneficiado. La admiración, que provoca la percepción del poder de Dios en nuestras vidas, debe expresarse públicamente en la oración de alabanza. De esto María ya ha sido ejemplo. Zacarías recorre ahora el mismo camino y nos ofrece otro precioso ejemplo de oración.

 

4. Finalmente el anciano es rescatado de su cansancio ante la vida

 

Juan y sus padres se encuentran en los extremos cronológicos de la vida.  Esto nos sirve de pista para hacer una anotación más sobre el alcance que puede tener la salvación.

 

Es interesante observar las referencias a Zacarías en este pasaje: en él descubrimos a un hombre salvado por Dios de su pesimismo y de su cansancio ante la vida.

 

Recordemos que en 1,20, el Ángel le había recriminado su escepticismo ante el anuncio de gracia que Dios le estaba haciendo.  Lucas nos muestra ahora cómo este hombre vive un cambio profundo en su vida: Dios lo saca de su cansancio y de su resignación para llevarlo a un estado de alegría extraordinaria y de alabanza.

 

La recuperación de la capacidad de hablar, elemento importantísimo en la vida de un sacerdote (para dirigir las oraciones de la asamblea), se realiza cuando ve el cumplimiento de la Palabra de Dios. Ahora Zacarías, con una gran visión de futuro, alaba a Dios con alegría y profetiza.

 

Hoy vemos en el Evangelio cómo un pequeño niño es capaz de cambiar completamente la vida de los adultos. La natividad de un niño, como le sucedió a Zacarías, debe ser la ocasión de abrirnos ante lo nuevo, sanando nuestra falta de esperanza y acogiendo la radical novedad del Dios de la Vida que cada día está dispuesto a impresionarnos. 

 

 

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón:

1. ¿En qué consistió la “gran misericordia” de Dios con Isabel y Zacarías? ¿Qué prefigura? ¿Qué relación hay entre la “salvación” y la “misericordia” del Señor?

2. ¿Cómo fue vivida la “gran alegría” que trajo el nacimiento de Juan? ¿Qué sugiere para nuestra manera de vivir este tipo de acontecimientos?

3. ¿Qué itinerario oracional nos propone el evangelio de hoy? ¿Cómo educa nuestra oración? ¿Cómo lo vamos a vivir estas “quasi” vísperas navideñas?