Pistas para la Lectio Divina...  
Juan 1,19-28:
Aclarar la propia Identidad. “Yo soy una voz que grita en el desierto”

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM

 

 

Empezamos con mucho entusiasmo este año 2006 en el cual una vez más el Señor nos regala su Palabra abundantemente.

 

Nuevamente nos encontramos con una de las figuras que dominó el tiempo de adviento y que ahora se nos presenta como una plataforma de lanzamiento de una misión. La figura es la de Juan Bautista. A los ojos de las autoridades judías la presencia de Juan no había pasado desapercibida y en ciertos momentos causaba perplejidad y una cierta incomodidad, no sólo por sus palabras sino por su forma radical de vida. Lo mejor era salir de dudas y por eso  “enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas” (19) a interrogarlo.

 

El texto nos deja entrever que lo que primero le preguntaron fue si él era el Mesías. La expectativa por la venida del Mesías era fuerte por lo tanto la pregunta parecía muy lógica. A dicha pregunta Juan contestó categóricamente, o como dice el texto: “confesó claramente, yo no soy el Mesías” (20). Pero si no es el Mesías, ¿Quién es? Ellos insisten preguntándole si es Elías, uno de los profetas más significativos del pueblo de Israel. Elías había terminado sus días desapareciendo en un carro de fuego y el pueblo esperaba su regreso. Tampoco esta vez las autoridades judías tuvieron respuesta positiva. No les quedaba otra alternativa que preguntarle si era el “profeta que había de venir” según esperaban ellos. Pero esta vez también la respuesta fue negativa. Entonces cambiaron la pregunta y le dijeron directamente: ¿Quién eres entonces? ¿Qué nos puedes decir de ti mismo? (22). Ellos sentían la responsabilidad de llevar una respuesta a las autoridades que los habían mandado.

 

Ante la cascada de preguntas contestadas abiertamente por Juan y ante esta última en la cual lo interpelaban a él en primera persona, Juan responde diciendo: 1. Quién es; 2. Qué hace; 3. En qué lugar; 4. Que dice. Veamos:

 

¿Quién es?                         “Yo soy una voz”

¿Qué hace?                        “Que grita”

¿En qué lugar?                   “En el desierto”

¿Qué dice?                        “Preparad un camino al Señor”.

 

Juan se autodefine como “una voz”. Alguien que interpela, que habla, que cuestiona, que no se calla. Es alguien que pretende hacerse sentir. No es una voz cualquiera, es una voz que se debe oír guste o no guste. Por esto es una voz que grita, Su mensaje no es para que se quede cautelosamente oculto en el silencio, o para que lo escuchen unos pocos. Cuando se grita lo que se desea es que muchos escuchen. No es una voz al oído.

 

Juan continúa diciendo que es una voz que grita en el desierto. No sólo porque este es su ‘habitat’ escogido. Sino porque se hace desierto en los corazones cuando existe resistencia para que penetre Dios en ellos. Juan predica a los corazones y en muchos corazones existe la sequedad y la aridez del desierto. Pero, fundamentalmente ¿Cuál es el mensaje de Juan? ¿Qué dice? Sus palabras son provocadoras y claras: “Preparad un camino al Señor” Nuevamente sale a relucir claramente su misión: preparar y hacer preparar el camino al Señor.

 

Parece que no a todos los entrevistadores esto les haya quedado claro y hacen una última pregunta. Piden una explicación porque para ellos no es claro cómo bautiza, si no es el Mesías ni el profeta. Juan les aclara que él bautiza sólo en agua, y termina, como diríamos periodísticamente, con “una chiva”: “Entre ustedes hay uno que no conocen y que viene después de mi”(26-267) El evangelio no nos deja captar qué entendieron los enviados con esta respuesta, lo más probable es que haya sido muy poco.

 

El texto se cierra recordándonos el lugar en donde sucedió todo esto.

 

 

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón.

1. ¿Por qué podemos afirmar que Juan tiene bien clara su propia identidad y misión?

2. ¿Qué claridad tengo yo de mi identidad y de mi misión en el mundo?

3. ¿En nuestra familia o comunidad, cómo podemos ayudarnos mutuamente a clarificar y a vivir nuestra propia identidad y misión?