Pistas para la Lectio Divina...  
Juan 1,35-42: ¿Buscar a Jesús o dejarse buscar por Él?. “Hemos encontrado al Mesías”

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM

 

 

El evangelio de hoy nos presenta una serie de tres escenas concatenadas entre si:

 

Primera: Juan indica a dos de sus discípulos la figura de Jesús y los dos discípulos lo siguen.

Segunda: Jesús se vuelve hacia quienes lo siguen, dialoga con ellos y los lleva a su morada. Allí permanecen el resto del día.

Tercera: Uno de los discípulos, Andrés, comunica a Pedro su hallazgo y propicia un encuentro con Jesús.

 

Detengámonos brevemente en cada una.

 

1. Juan no busca protagonismo.

 

La figura de Juan bautista aparece como la de uno que no busca protagonismos y que al reconocer en Jesús al más fuerte que él, no duda en indicarlo y así sugerirle a dos de sus seguidores que al que deben seguir es a Jesús y así sucede. Esto parte de la experiencia de Juan que aunque es llamado a preparar el camino del Señor, desde el primer momento se hace su seguidor.

 

En efecto, Juan señalando a Jesús les dice a los discípulos: “Miren, ese es el Cordero de Dios”. Centra toda su atención y la de los dos discípulos en Él, sin preocuparle la posibilidad de quedar solo, como en realidad sucede.

 

Desde un comienzo y en todos los tonos vemos que Juan deja bien claro que él no es el Mesías, que no es a él a quien hay que seguir, que el simplemente ha sido enviado a prepararle el camino ayudando a los demás a prepararse a su venida.

 

2. Un encuentro que convence.

 

En esta segunda escena, se entabla un diálogo entre Jesús y los discípulos. Jesús se da cuenta que lo siguen, se da la vuelta y les pregunta: “¿Qué están buscando?” Para decidirnos por un seguimiento a Jesús es necesario tener bien clara la meta de nuestros deseos, es necesario ponernos en camino como buscadores de aquel que desde siempre nos está esperando.

La respuesta es sencilla y profunda: “¿Maestro, dónde vives?” (38). Es otra manera de decir: “Queremos estar contigo, invítanos”, Y en realidad eso fue lo que hizo Jesús al responderles “Vengan y vean”. Él no se perdió en darles una dirección o en describirles el lugar pues no se trataba simplemente de conocer la casa donde vivía, se trataba de pasar un rato en su compañía, de escuchar las enseñanzas de ese nuevo “Maestro” como ellos mismos lo definieron. Juan nos dice que pasaron con Él el resto del día pues ya eran cerca de las cuatro de la tarde. Pero las cosas no terminan allí. Cuando las experiencias son profundas uno no se puede quedar con ellas sin compartirlas. Eso fue lo que les sucedió a los discípulos.

 

3. Compartir experiencias.

 

Andrés comparte su experiencia con el primero que se encuentra que es su mismo hermano Simón. Lo hace con una frase muy significativa: “Hemos encontrado al Mesías”(41). No se limitó a contarle que habían encontrado al Mesías sino que lo llevó hasta donde estaba Jesús. Una mediación perfecta. Esto debe suceder siempre que nos encontramos con Jesús. No podemos guardarnos el hallazgo para nosotros solos. Hay algo que nos impulsa a compartirlo con otros no como noticia de última hora sino como una invitación para que también otros lo encuentren.

 

Es importante notar el crescendo que se va dando en el texto respecto al descubrimiento de la identidad de Jesús. Son tres las definiciones que aparecen:

                                         

                                          1.  Cordero de Dios

                                          2.  Maestro

                                          3.  Mesías

 

Cordero de Dios. Según el Antiguo Testamento este título se refiere al cordero sin defecto que se ofrecía en la Pascua (Éxodo 12,1s), o también al cordero que se sacrificaba para expiar el pecado. (Levíticos 4-5)

 

Maestro. Se refiere a alguien que predica y enseña una doctrina y al cual se acude para aprender.

 

Mesías. El ungido, el consagrado según la ceremonia que se les hacía a los reyes. También, en griego es sinónimo de Cristo.

 

Cada vez que se profundiza más en la identidad de Jesús, Él mismo se encarga de ayudarnos a profundizar la nuestra. El texto termina con una aclaración de Jesús acerca de la identidad de Simón es decir Cefas o lo mismo: Pedro.

 

 

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón.

1. ¿Qué proceso hicieron los discípulos en el seguimiento de Cristo?

2. ¿En mi vida es tan fuerte la presencia de Cristo y mi empeño por seguirlo que he ayudado a otros a encontrarlo? ¿A quienes he ayudado?

3. ¿Qué camino familiar hemos hecho o estamos haciendo respecto a la búsqueda sincera de Jesús? ¿Cómo estamos siguiendo sus huellas?