Pistas para la Lectio Divina...  
Juan 2,1-11: Presencia activa. “Haced lo que Él os diga”

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM

 

 

Es muy significativo que la Iglesia nos proponga hoy, el primer sábado del año, este pasaje en el cual María aparece en primera persona siempre atenta a nuestras necesidades para darles una solución efectiva.

 

El texto se abre anunciando la boda que se celebraba en Caná y subrayando la presencia de María (2,1) como si Juan nos quisiera poner en primer plano, antes de hablar de Jesús, la figura de aquella que, en cierto modo, sería protagonista de lo que se iría a vivir allí. Además, para Juan, la presencia de María en su vida debió ser muy significativa y profunda porque los últimos días los vivió al lado de ella, después de que Jesús se la entregara en la cruz.

 

Juan nos dice en tres versículos (2,1-3) cómo fue esta presencia de María. Ella no estuvo allí solamente como una invitada más disfrutando de la fiesta. La suya fue una presencia activa, atenta a aquello que se pudiera ofrecer. Ella, seguramente, noto el ir y venir angustiado de los sirvientes, anunciándole al dueño de la casa que las provisiones de vino se habían agotado, cosa que los demás comensales y hasta el mismo Jesús, parecen no haber notado.

 

María, no espera que le pidan el favor, se adelanta, “sale al encuentro”. Sabe muy bien que el único que puede remediar la situación es su hijo y sin muchas palabras, solo tres, le plantea la situación: “No tienen vino”.Ella no se pierde en explicaciones, ni siquiera le pregunta a Jesús que pueden hacer. Sabe que esas tres palabras son suficiente lenguaje entre ella y su Hijo para salvar la situación. Aunque la respuesta de Jesús no fue muy alentadora que digamos, ella no se desanimó. Es posible que para Jesús no hubiera llegado su hora, pero cuando se trata de ayudar al otro, de dar una mano, las cosas pueden y deben cambiar.

 

María no le insiste a Jesús. Simplemente actúa. ¡Algo hay que hacer! Ella ayuda a preparar todo, el resto lo hará Él. Y pronuncia una de las frases más bellas que en muchos momentos puede resonar en nuestras vidas: “Haced lo que Él os diga” (2,5). Es decir: ahora todo depende de Él, yo ya hice mi parte.

 

Esas dos frases pronunciadas por María en una situación difícil hacen que Jesús, en cierto sentido, ‘adelante su hora’. Y en efecto así lo hace Jesús. Comprometido por la palabra de su Madre ordena a los sirvientes que llenen las tinajas de agua. Ellos las llenas hasta el borde y hasta el borde se realiza el milagro. Como para insinuarnos que, cuando se trata de las cosas del Reino es necesario darlo todo y no a medias.

La fiesta pudo continuar ante la admiración de los invitados ante el dueño de casa que, contrariamente a la tradición, había dejado para el final el mejor vino.

 

 

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón.

1. ¿Por qué podemos decir que María, en las Bodas de Caná tuvo una presencia activa?

2. ¿Siento que soy una persona detallista y que caigo en cuenta de las necesidades de los demás para ayudar? ¿Cuál fue la última vez que lo hice?

3. ¿Qué nos podemos proponer como familia para ser más atentos y serviciales pensando más cada uno en el otro que en sí mismo?