Pistas para la Lectio Divina...
Mateo 13,10-17: Conocer los secretos del reino. “A vosotros os ha sido dado conocer los secretos del reino”

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM

 

 

Jesús acababa de contar la parábola del sembrador a una multitud que se había juntado a la orilla del lago dispuesta a escuchar su enseñanza. El texto lo presenta subido a una barca.

 

Terminado el relato, o mejor, los relatos porque según dice el texto: “les explicó muchas cosas en parábolas” (13,3), los discípulos se acercaron y le preguntaron por qué a la gente le hablaba en parábolas.

 

La respuesta de Jesús es un poco enigmática, y casi como que diríamos divide a sus oyentes en dos grupos: (1) Aquellos que han hecho un proceso en la comprensión, asimilación y vivencia de la Palabra y (2) aquellos que aún habiéndola escuchado no se han empeñado en un camino de conversión personal.

 

Jesús dice a sus discípulos que no es por ellos que habla en parábolas, pues ellos ya han hecho un camino en la comprensión de los ‘secretos del reino’. Mas adelante les confirma esto cuando les dice: “Dichosos en cambio los ojos de ustedes porque ven y sus oídos porque oyen” (16). Es una ratificación del camino de adhesión a Él que han venido haciendo. Conclusión: No es necesario hablarles a ellos en parábolas.

 

Pasamos a la segunda parte de la respuesta de Jesús.

 

Retomemos el texto: “A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos, pero a ellos no se les concede” (11). No podemos pensar que se trate de un privilegio ‘dado’ a algunos, los que si comprenden y ‘negado’ a otros, los que no. El comprender o no, es fruto de un camino de conversión, de acercamiento a Jesús, de apertura conciente a su palabra y requiere esfuerzo. No es un simple oír la Palabra y dejar que ésta resbale exteriormente sin que toque la vida.

 

Jesús dice “Al que tiene le darán y le sobrará; al que no tiene le quitarán aún lo que tiene”  (12)

 

Para quien ha hecho un camino serio de apertura y confrontación con la Palabra de Dios, todo lo que sucede es ocasión de crecimiento de la riqueza interior: se le dará más. Pero para quien no ha recorrido este camino, lo poco que podría tener lo pierde. Es fuerte Jesús cuando dice: “Al que no tiene se le quitará aún lo que tiene” (12). Entonces este tipo de personas se vuelve impermeable a la acción de Dios, a todas las maneras como Dios se quiere acercar a ellos. “Miran y no ven, escuchan y no oyen ni comprenden” (13). Jesús, a este momento, cita una dura profecía de Isaías: (14)

 

La causa de una tal cerrazón es el corazón endurecido que no deja penetrar la ‘buena nueva’ de Cristo.

 

Mateo subraya en este momento tres partes del cuerpo: corazón, ojos, oídos. El corazón cerrado impide ver y oír. Es dura la expresión que cita Jesús de Isaías: “Por más que escuchen no comprenderán. Por más que miren no verán” (14). Es la sordera y la ceguera espiritual causadas por la también espiritual arteriosclerosis del corazón.

 

Jesús termina con una bienaventuranza para sus discípulos por tener ojos que ven y oídos que oyen. No tanto porque tienen ojos y oídos buenos, sino porque su corazón es abierto y capta, sin dificultad, el mensaje de Jesús.

 

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. Según Jesús ¿Cuál es la verdadera causa de no oír, ver ni comprender su Palabra?

2. Si examino mi corazón, ¿cómo lo hallo en relación con la escucha de la Palabra?

3. ¿Qué me pide el Señor en relación con el evangelio de hoy?