Pistas para la Lectio Divina...
Mateo 11, 20-24: La otra cara de la moneda: la resistencia a la conversión. “Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras,
tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido”

Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM  

 

 

Veamos ahora la otra cara de la moneda del evangelio que acabamos de abordar.

 

Volviendo algunas páginas atrás en el evangelio de Mateo, nos encontramos en el capítulo 11 con las palabras duras de Jesús “a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido” (11,20).

 

El punto es que la “conversión” resulta más dura allí donde Jesús y sus misioneros más milagros hicieron, donde más signos del amor de Dios y del poder de Reino se revelaron. ¿No será esta una constante en la historia?

 

En el evangelio vemos que las ciudades de Corazón y de Betsaida, ciudades bien conocidas en el entorno geográfico de la misión de Jesús en Galilea, personifican la reacción desentendida frente al evangelio. Su indiferencia de los que más han recibido es injustificable y por eso el juicio aparece más duro.

 

Las ciudades no judías de Tiro, Sidón y Sodoma –ciudades emblemáticas del paganismo y del pecado- parecerían mejor dispuestas para la conversión que el mismo pueblo de Israel, quien “se encumbraba” (11,23; o, en otros términos, se creía “el mayor”) por la convicción de tener de su parte la gracia salvadora de Dios.

 

He aquí uno de los elementos que la mentalidad de Jesús promueve en el ámbito de la transformación de las estructuras sociales difíciles: la toma de conciencia de la necesidad de salvación, la necesidad de la misericordia y del perdón. Quien no siente necesidad de conversión no puede dar el más mínimo paso para la entrada en el Reino (ver el pasaje que aparece en el contexto anterior: 11,16-19).

 

Oremos para que, en nuestro caminar con Jesús, la advertencia aquí planteada por el evangelio, nos sacuda de nuestra comodidad y acogiendo agradecidamente las obras del Señor en nuestras vidas, su amor nos conduzca hacia niveles más altos de compromiso con la propuesta del Reino de la vida, expresión patente de conversión evangélica.

 

 

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿Qué quiere decir esto de que para ser el “mayor” hay que “hacerse pequeño” como un niño?

2. ¿A qué conversión en mi vida personal me invita el texto del evangelio de hoy?

3. La comparación que Jesús hace entre las ciudades paganas y las ciudades hebreas nos lleva a un cuestionamiento personal sobre nuestra docilidad o nuestra dureza de corazón para aceptar el evangelio de Jesús. ¿Me considero una persona que se ha adormecido en el título de “cristiano” y necesita sacudirse un poco para entrar por el camino correcto de la conversión?

 

 

"No sé cómo puedo hacer otra cosa que contemplarle y amarle.

¿Qué quieres, si Jesucristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca?

Es martirio el que padezco al ver que…

corazones agradecidos a las criaturas no lo sean con Aquel que los sustenta,

que les da la vida y los sostiene;

que les da y les ha dado todo, hasta darse Él mismo"

(Santa Teresa de los Andes, Carta a su hermano Luís el 11 de junio de 1919)