Pistas para la Lectio Divina...

Mateo 10,17-22: La honra de ser testigo de Jesús (I): Esteban. “Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará”
Autor: Padre Fidel Oñoro CJM

Fuente: Centro Bíblico Pastoral para la America Latina (CEBIPAL) del CELAM  

 

 

Ayer celebramos la vida, hoy nos colocamos ante el misterio de la muerte.  Sin embargo no hay contradicción, la celebración del primer mártir de la Iglesia, el diácono Esteban, nos ayuda también a la vivencia profunda del misterio de la navidad.

 

La santa carmelita Edith Stein, en una ocasión se preguntaba por la relación entre estos dos acontecimientos, escribía:

 

“Pero el cielo y la tierra todavía no han llegado a ser una sola cosa. La estrella de Belén es una estrella que continúa brillando también hoy en una noche oscura. Ya al día siguiente de la navidad, la Iglesia deja de lado los ornamentos blancos de la fiesta y se reviste con el color sangre: Esteban, el protomártir, que fue el primero en seguir a Jesús en la muerte, es un auténtico seguidor que rodea al niño en el pesebre”

 

Del discurso de Jesús sobre la misión, en el Evangelio de Mateo, escuchamos hoy la parte quizás más dura: el misionero experimenta persecución “por causa” de Jesús.  Y precisamente cuando más se sufre es cuando Jesús más llama para dar testimonio.

 

Los espacios donde los cristianos deben dar testimonio son los siguientes:

·         La propia familia: allí “entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo”.

·         El mundo de la política: “seréis llevados ante gobernadores y reyes”.

·         Ante los no creyentes: “ante los gentiles”.

·         Ante todo el mundo: “seréis odiados de todos por causa de mi nombre”.

 

La manera de dar testimonio es ésta:

·         No preocuparse excesivamente, es decir, mantener la paz en medio de los conflictos: “no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar”.

·         Vivir en tal sintonía con el Señor que incluso a través las palabras, se transparenta el Espíritu Santo: “no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros”.

·         La fidelidad, a toda prueba, a la persona de Jesús, no importa cuántos problemas se puedan tener por vivir como discípulo suyo: “el que persevere hasta el fin, ése se salvará”.

 

Jesús denomina a la persecución de sus discípulos “la entrega”. Es el mismo término que se utiliza para la pasión del Señor.  Por lo tanto, se trata de una fuerte experiencia de comunión con Jesús compartiendo su cruz.

 

En este día, desde su pesebre, el divino Niño ya nos señala su Cruz.  Así lo veía Santa Edith Stein: “El mejor modo de emplear la vida es sacrificarla por el Señor de la vida.  Él es el Rey  de reyes y el Señor de la vida y de la muerte, El pronuncia su “sígueme”, y quien no está con él está contra él.  Él lo pronuncia también por nosotros y nos pone frente a la decisión de escoger entre la luz y las tinieblas”.

 

Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón:

1. ¿Qué relación hay entre la Navidad y la fiesta del Martirio de Esteban?

2. ¿Cómo y dónde se da testimonio del Señor?

3. ¿Cómo vivir plenamente la encarnación de Jesús?