Solemnidad: La Santísima Trinidad, Ciclo B
San Mateo 28,16-20:
¡Sí, creemos!

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez  m.x.y.(Calixto)

Sitio Web 

“Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” San Mateo, cap. 28

 

Cuando Nerón incendió a Roma en el año 64, se culpó a los cristianos de este crimen y se les persiguió a muerte.

 

Sin embargo, estos primeros fieles demostraron que estaban convencidos de la presencia del Señor en la comunidad cristiana. Tal era su fidelidad y testimonio.

 

¿Cómo entendemos nosotros a Dios? ¿Cuál es nuestro compromiso con El?

 

Quizá vemos a Dios como una fuerza que empuja el universo. O como una idea abstracta, que ha obsesionado al hombre en las diversas etapas de su evolución histórica. O como un juez, listo a todas horas para castigarnos.

 

Pero Dios no es así. Cristo en el Evangelio nos revela a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo: Una comunidad de amor, un nosotros, una familia. Y en el Evangelio de San Juan encontramos repetidas veces la definición de Dios: Dios es amor.

 

Si nos grabáramos esto en el fondo del corazón y obráramos en consecuencia, seríamos cristianos verdaderos. ¿Acaso lo somos?

 

Decimos tener fe. Cuando nos preguntan si creemos en el misterio de Dios, si pensamos que El vive en nosotros, contestamos con firmeza: “Sí, creemos en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.”

 

¿Pero esa fe cambia nuestra vida?¿ Nos lleva a vivir en forma diferente?

 

¿Se afectan nuestro matrimonio, nuestro trabajo, nuestra relación con los demás, porque creemos en un Dios Tres Personas? ¿O seguimos cultivando nuestra comodidad individualista e intranscendente? ¿En qué nos diferenciamos de aquél que “no cree en eso”?

 

Cuando nuestra fe es auténtica, puede transformar nuestra vida y volverla cristiana. Dios Padre vive en mí, cuando mis manos amasan con amor el pan, cuando mi corazón de artista revela la belleza escondida, cuando mis brazos fuertes siembran, cultivan y cosechan. Cuando mi palabra denuncia la injusticia y concientiza a mis hermanos, cuando mi entusiasmo motiva y mi alegría hace brotar la dicha. Cuando como padre y educador ayudo al otro a ser persona... Yo soy creador con Dios mi Padre.

 

Dios Hijo vive en mí. Cuando tiendo mi mano al necesitado, redimo al pobre de su miseria, perdono las ofensas y brindo al otro esa “segunda oportunidad”. Cuando enseño al que no sabe, liberándolo de su ignorancia, cuando me solidarizo con los que sufren por la justicia, cuando pongo mi vida toda al servicio de mis hermanos... Yo redimo con Jesucristo, mi Hermano.

 

Dios Espíritu Santo vive en mí. Cuando me inclino con ternura hacia el que pide amor, cuando comparto intensamente en la amistad, en la sorprendente aventura del noviazgo y en la plenitud del matrimonio. Cuando asumo con amor, paz y mansedumbre los múltiples quehaceres de una familia. Cuando construyo una sociedad nueva y vivo para la comunidad... Yo amo en el Espíritu de Dios.

 

Hoy es la fiesta de la Santísima Trinidad. Detrás de esa expresión, quizá desgastada por el tiempo, se esconde todo el misterio de Dios. Uno en esencia y Trino en Personas. De un Dios que nos envía hoy para hacer discípulos de todos los pueblos, creando con el Padre, redimiendo con el Hijo, y amando con el Espíritu Santo.