Solemnidad: El Sagrado Corazón de Jesús
San Juan 19, 31-37:
Los hombros del Pastor

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez  m.x.y.(Calixto)

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“Dijo Jesús a los fariseos y letrados: Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra?” (San Lucas 15, 3-4).

1.- Leer y entender.- “El cuarto misterio doloroso es la cruz pesada que impusieron a Cristo, sobre sus delicados hombros”. Así presenta la piedad popular este pasaje de la pasión de Cristo. También San Lucas, en su capítulo 15, menciona aquellos hombros, que no serían tan endebles ni delicados: Los de aquellos pastores rudos y sufridos de Belén o de Nazaret. Tampoco los del Señor Jesús, crecido en tareas de artesano y caminante empedernido, sobre quien recayeron luego todas las culpas del mundo. Cuenta el evangelista de un pastor que tenía cien ovejas y una se le extravió. De inmediato dejó abandonadas las otras noventa y nueve en el campo, para ir a buscarla. ¿Quién se las cuidaría? ¿Quién las defendería de los ladrones y el lobo?

2.- Pero la parábola se orienta a resaltar el amor de aquel pastor para su oveja: “Cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros muy contento”. Era la ocasión de castigarla por su torpeza, de endilgarle un airado discurso que la ovejita no comprendería. Jesús nos pone delante la bondad, la misericordia, la ternura de Dios hacia quienes nos hemos extraviado.

3.- Reflexionamos sobre las actitudes del Pastor Bueno, en la festividad del Sagrado Corazón. Una devoción que tuvo origen durante el siglo XVII, por obra y gracia san Juan Eudes, san Claudio de la Colombière, Santa Margarita María de Alacoque y otros más. Desde entonces la literatura cristiana presenta, bajo el ícono del Corazón de Cristo, todo el amor de Dios hacia la humanidad. Quien no dudó en entregarnos a su propio Hijo: “Dios no lo ha enviado para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”. Así declara Jesús a Nicodemo. Los creyentes simbolizamos ese amor de Cristo en aquellas sangre y agua, las últimas gotas de linfa que brotaron, cuando Longinos con una lanza le atravesó el costado al Señor, según cuenta san Juan.

4.- Llega esta festividad al final del ciclo Pascual, cuando se inicia el Tiempo Ordinario. Comprendemos entonces que más allá de la trágica pasión de Cristo, de su gloriosa resurrección, más allá de la venida del Espíritu Santo, de la presencia Cristo entre nosotros mediante los signos eucarísticos, lo esencial de todo el proyecto cristiano es el amor: Amar a Dios y sentirnos amados por Él. Y obrar en consecuencia hacia nuestros hermanos.

5.- San Lucas hace notar que los fariseos y publicanos murmuraban contra Jesús: “Éste acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo: ¿Si uno de vosotros tiene cien ovejas?”… Todo el capítulo 15 es una presentación privilegiada del amor infinito de Dios, que perdona, invita, acoge, sana, libera.

Al escuchar esta enseñanza del Maestro, sintámonos llevados sobre los hombros de este buen pastor que, lleno de gozo, como apunta el salmo 22, “nos conduce a verdes prados y a frescas aguas”.

San Pablo escribe a los fieles de Roma: “Cuando éramos todavía enemigos de Dios, fuimos reconciliados con Él por la muerte de su Hijo. Por lo cual ponemos nuestro orgullo en Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por el que ahora hemos recibido la reconciliación”.