XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 6,30-34: ¿Al tiempo lo van a matar?Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez m.x.y.(Calixto)
“Dijo Jesús: Venid
a descansar un poco. Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban
tiempo ni para comer”. San Marcos, cap.6.
Los griegos, tan sutiles en
su filosofía, usaban dos términos para designar el tiempo. “Cronos” era la vida
que se desgrana en el reloj de arena, se deslíe entre los números del
calendario, se va muriendo un poco cada día de la semana, se despierta con el
sol y se duerme al caer la noche.
Por el contrario, “Kairós”
es la ocasión, la oportunidad, el momento propicio, el tiempo favorable, aquel
presente amplio e indefinido para sembrar el surco, edificar la casa, emprender
un viaje, fermentar el vino, cocer el pan, y arrojar las redes, muy de mañana en
el remanso.
Por esto, los escritores
cristianos nos enseñan que para los amigos de Jesús, el tiempo no es la medida
rutinaria y prosaica de Cronos, sino un “Kairós”, colmado a todas horas de
íntima alegría y esperanza.
El tiempo del cristiano es
para amar, construir el mundo, reconciliar a todos los hombres, compartir
generosamente nuestros bienes, promover la justicia y la paz, realizar la propia
vocación de ciudadanos de la tierra y peregrinos hacia el cielo.
El Eclesiastés nos enseña
con gran sabiduría: “Hay tiempo de plantar, tiempo de sanar, tiempo de
construir, tiempo de reír, tiempo de buscar, tiempo de callar, tiempo de hablar,
tiempo de amar, tiempo de nacer y tiempo de morir”.
Un día Jesús invita a
sus discípulos a reposar un poco. Regresaban de su primera correría,
durante la cual habían predicado la conversión, sanando muchos enfermos y
expulsando los demonios. Bien se merecían un descanso.
Nosotros podemos
preguntarnos sin nuestros ocios corresponden a un trabajo serio y responsable.
Si descansamos de una manera honesta y cristiana, si empleamos bien nuestro
tiempo. O por el contrario, si procuramos “matar el tiempo de cualquier
manera. ¿Al tiempo por qué lo queremos matar?
Tal vez nos estamos
situando dentro de una nueva clase social: La clase ociosa. Y esto es
injusticia, porque muchos de nuestros familiares, amigos o vecinos nos
necesitan. Además, numerosas obras sociales nos están esperando. Aguardan de
nosotros un poco de tiempo, nuestra capacidad de iniciativa, nuestra compañía y
entusiasmo, nuestra experiencia, aquello que indiscutiblemente cada uno, y
solamente cada uno de nosotros, puede dar.
No matemos el tiempo, que
no es cristiano el hacerlo. Por otra parte, el tiempo camina más allá de la
tierra, entre el girar de los planetas, cerca al nacimiento de las galaxias,
bajo el brillo de las constelaciones y un día se cambiará en eternidad. No es
tan fácil matarlo. Si lo intentamos, se nos irá muriendo el alma por la pereza,
mientras nos asfixiamos de tedio.
Para el cristiano, cada
tictac de su reloj es un Kairós, tiempo de salvación, tiempo de amor, tiempo de
cristiana ilusión y de servicio.