Fiesta: La Transfiguración del Señor, Ciclo B
San Marcos 9, 2-10:
¿Cuáles serán mis coordenadas?

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez  m.x.y.(Calixto)

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 “Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó a un monte alto. Y se transfiguró ante ellos”. San Marcos, cap. 9.

1.- Cuando admiramos las obras de Mozart, o leemos la historia de Miguel Ángel, o valoramos el aporte de Einstein a las ciencias modernas, comprendemos enseguida que ellos vivieron en otra dimensión. Aunque sus vidas transcurrieron en medio de adversidades y tropiezos, una fuerza interior los alentaba siempre.

San Marcos nos cuenta que un día Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y subió con ellos a una montaña. No lo dicen los evangelistas, pero la tradición ubica el hecho en el monte Tabor, a unos siete kilómetros de Nazaret. Hoy se encuentra allí cerca una aldea, cuyo nombre recuerda a la profetiza Débora, de la cual nos habla el libro de los Jueces.

2.- Ese día aquellos tres discípulos miraron con asombro esa faceta del Señor, que su trato ordinario opacaba. Allí se convencieron de quien era Jesús, luego del triste anuncio de su próxima muerte, pocos días atrás. El evangelista narra el hecho de una forma dramática: Tres discípulos que escuchan y admiran. Y tres personajes, Jesús acompañado de Moisés y Elías, que se presentan en otra dimensión. El gran líder y el famoso profeta garantizaban al Maestro como Mesías. Vestidos muy blancos y resplandecientes, una nube que cubre de repente la escena, y una voz de lo alto: “Este es mi Hijo, escuchadle”.

Acto segundo: Los tres invitados permanecen en silencio, pero enseguida Pedro expresa su alegría de una forma infantil, queriéndose quedarse en la montaña. Y propone fabricar de prisa tres tiendas: Para Jesús, para Moisés y para Elías. ¿Qué sucedió en la cima del monte? Ni aquellos discípulos, ni más tarde los evangelistas pudieron explicarlo plenamente. Fue un acontecimiento inusual. De aquellos que en alguna ocasión nos han ocurrido. Experiencias inefables, es decir, que no pueden expresarse con palabras. Suceden en el área del amor, en el ejercicio profesional, en el encuentro con alguien, en la fe, obviamente. Los autores los llaman estados místicos, que Dios regala de pronto a quienes vamos de camino.

3.- Podríamos señalar que ser cristiano es mantenerse en un nivel peculiar de humanidad. Subir con el Señor, como estos apóstoles. “Aspirar a las cosas de arriba. Buscar las cosas de arriba”, como san Pablo les decía más tarde a los fieles de Colosas. “Todo cuanto hagáis, añade el apóstol, hacedlo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Es necesario entonces esforzarnos por superar las mareas de la vida. Es necesario perseguir los valores que nos construyen. De lo contrario seremos siempre gente ordinaria, que vaga sin sentido.

4.- Latitud y longitud, enseñan los científicos, son las coordenadas geográficas. Medidas para situar con exactitud los continentes. Para ubicar el sitio exacto donde un trasatlántico avanza en el océano. La latitud se mide en relación con la línea ecuatorial y el acercamiento a los polos. La longitud significa la distancia o lejanía de una línea imaginaria, que atraviesa el Real Observatorio de Greenwich en Londres. Un indicador metálico muestra allí el que sería el Meridiano 0º. Cada uno de nosotros podría entonces preguntarse: En relación con Dios y con los prójimos, ¿cuáles serán hoy mis coordenadas?