III Domingo de Adviento, Ciclo C.
San Lucas 3,10-18: ¿Entonces qué hacemos?
Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez m.x.y.(Calixto)
"La
gente preguntaba a Juan: ¿Entonces qué hacemos? El contestó: El que tenga dos
túnicas que se las reparta con el que no tiene". San Lucas, cap.3.
Nuestras ciudades se
parecen al desierto. En ellas domina la aridez, atormentan la sed y la fatiga,
acosa el miedo y habita la más dolorosa soledad.
Pero al llegar
Adviento, revive también sobre nuestros desiertos, la figura de Juan el
Bautista, el profeta grave y adusto que nunca traicionó la verdad. A quienes le
interrogaron sobré cómo debían proceder, los invitaba a una sincera conversión:
“A los ricos les decía: El que tenga dos túnicas que se las reparta con el que
no tiene; y el que tenga comida que haga los mismo. Unos publicanos le
preguntaron: Maestro, ¿qué hacemos nosotros? El les contestó: No exijáis
más de lo establecido. Unos militares le preguntaron: ¿Qué hacemos nosotros? El
les contestó: No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con enuncias, sino
contentaos con la paga”.
Empezamos a
convertirnos cuando somos de nuestra propia vida y de las circunstancias que nos
rodean. Quienes tienen medios económicos que revisen sus gastos de fin de
año, ante el hambre y la pobreza de los demás.
Si pertenecemos a la
industria, la justicia nos exige promover a nuestros empleados y obreros hacia
un desarrollo cristiano.
Si somos comunicadores,
nuestra vocación es denunciar el mal, anunciar la verdad y participar en la
búsqueda de soluciones.
¿Somos educadores?
Preparemos a la juventud para que forje un mañana más justo, más hermoso y más
feliz.
¿Profesionales de la
ciencia? Pongamos nuestra técnica al servicio del hombre, especialmente del más
necesitado.
Y los gobernantes. Que
busquen la liberación y el progreso del pueblo y excluyan todo propio beneficio.
Los obreros. Que trabajen
con amor y responsabilidad. Que defiendan sus derechos sin odio y sin violencia.
Los estudiantes. Prepárense
con seriedad y alegría para tomar las riendas del mañana.
¿Somos campesinos? Luchemos
por nuestro derechos pero amando la tierra, el surco y la semilla.
Si somos sacerdotes,
prediquemos a Cristo, su mensaje y su misterio. Pero más que con la palabra, con
la vida.
El Señor está cerca.
Que todo el mundo conozco y se alegre ante tan maravillosa noticia. Que cada
uno, en algún rato de sinceridad, examine su conducta. Ya se termina este
año. ¿Lo hemos vivido como desea el Señor?
Llega de nuevo
Navidad y con ella la bondad y la misericordia de un Dios hecho hombre.
Arrepintámonos antes de acercarnos al pesebre. Allí encontraremos la luz y
la inocencia que transformarán nuestras vidas. Entonces, como dice san Pablo a
los filipenses: “La paz de Dios, que sobrepasa las medidas de la razón,
custodiará vuestros corazones”.
Resumiendo: En medio de las
tinieblas que nos cubre, encendamos una luz de esperanza. Hagamos de esta noche
del mundo una Noche Buena.