Solemnidad: La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María

San Lucas 1, 26- 38: La Virgen del Buen Aire

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez  m.x.y.(Calixto)

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 "El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una virgen desposada con un varón llamado José. La Virgen se llamaba María". (San Lucas, Cáp. 1)

"Hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres" cantó el poeta Barba Jacob desde su experiencia personal de conflictos, de dolores y lágrimas. Y le concedemos la razón. También nosotros, a pesar de este sol de diciembre, sentimos que la melancolía invade nuestro panorama interior, el recinto de nuestra familia, el horizonte de la patria.

Nos duelen cada día más la injusticia, la pobreza, la corrupción, la muerte de tantos inocentes. Nos fatigan la mediocridad personal y la ajena, la infidelidad de tantos amigos, el conformismo de muchos líderes vendidos. ¿Será que los adultos de hoy estamos condenados a vivir el futuro bajo un clima de constante tragedia?

Entre tanta tiniebla, sin embargo, a los creyentes nos alegra contemplar en este final de año a Nuestra Señora, la Pura y Limpia, la madre de Dios concebida sin pecado. Que alguien de entre nosotros, sin abandonar la tribu, afirma Bernardino Hernando, sea carnal y pura al mismo tiempo, tan pura como carnal, tan limpia como verdadera, tan real como maravillosa, puede darnos de pronto algún motivo de esperanza.

El pueblo judío, peregrino por el desierto hacia la tierra prometida, reflexionó con ayuda de sus líderes, sobre los grandes enigmas de la vida. Durante aquella travesía descubrió que cada hombre guarda en su interior una enorme capacidad de bondad, acompañada también de un gran potencial de pecado. De ahí la necesidad de moderar esa fuerza negativa, no vaya a invadirnos plenamente como aquel baobab del Principito.

Más tarde los autores del Génesis concretaron tan doloroso hallazgo en el relato del paraíso, donde los primeros padres cedieron al engaño de la serpiente. Pero también alumbraron el futuro del mundo con una promesa de victoria sobre el mal.

Posteriormente los teólogos nos explicaron de diversas maneras el pecado de origen. Y desde tiempo atrás muchas comunidades cristianas imaginaron a la Madre de Jesús libre de toda mancha. Ya en el siglo pasado, el Papa Pío IX definió para toda la Iglesia el dogma de la Inmaculada Concepción de María. Nos cuenta San Lucas que aquella joven de Nazaret que recibe un recado del cielo, se llamaba María. Y el arcángel la colma de elogios: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Y más adelante: "Has hallado gracia delante de Dios". El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra".

Cuando nos preparamos para la Navidad aparece María, quien preparó el advenimiento de Cristo. Y al contemplarla libre de todo mal se nos refresca el alma. Necesitamos que ella exista y que sea inmaculada. Es una garantía de nuestra futura purificación. Ella mitiga nuestros miedos en los días lúgubres y remedia nuestras desesperanzas.

La Virgen del Buen Aire. Así se llamó la patrona de los marinos que partían de Sevilla hacia el Nuevo Continente. La Señora sostiene en un brazo al Niño Dios quien sopla sobre las velas de una nave, símbolo de la Iglesia. Buenos aires y mejores vientos necesitamos nosotros para seguir tan ruda travesía, sin que se nos apague la esperanza.