Solemnidad: Natividad del Señor

Misa del día

San Juan 1, 1-18: En el principio era el verbo

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez  m.x.y.(Calixto) (Q.E.P.D)

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 “En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios”. San Juan, Cáp.1.

 

El Evangelio de San Juan es muy distinto de los tres primeros. Mateo, Marcos y Lucas prefirieron contarnos lo sucedido en torno al Maestro. A Juan le interesó más que todo la persona de Jesús. Posiblemente su Evangelio fue escrito hacia el año 95 de nuestra era. Algunos años atrás había muerto Filón de Alejandría, filósofo de origen judío, cuyo pensamiento iba a influir hondamente en la filosofía cristiana de los primeros siglos. Filón nos habló de la Palabra, el Verbo, el Logos, la manifestación de un Dios Absoluto que desciende hasta los hombres. San Juan nos muestra a Jesucristo como esa Palabra de Dios hecha carne y acerca su doctrina a nuestra vida ordinaria, afirmando que Jesús es el Pan, la Luz, el Agua Viva, la Unidad, el Amor.

  Este prólogo del cuarto Evangelio que hoy leemos en la celebración de la Eucaristía es una doble escalinata, con la cual se une la tierra con el cielo. Al comienzo subimos a los peldaños y nos acercamos a Dios que existe desde el principio y quiso revelarse por su Hijo. El versículo sexto muestra a Juan Bautista como una piedra firme, sobre la cual descansa la escalera. Y desde el verso nueve comenzamos a descender al mundo con esa Luz verdadera, que alumbra a todo hombre, que nos da a quienes hacemos caso de su amor, la capacidad de ser hijos de Dios.

3.- Puede extrañarnos la metáfora. ¿Por qué San Juan habla de Cristo como de una Palabra, del Verbo de Dios? ¿Pudo ser influencia de la doctrina de Filón? Aunque en el Evangelio este Verbo tiene una fuerza mayor, está más cerca de la inmensidad de Dios. Y también de la pequeñez de los hombres. Pero además San Juan quería decirnos cómo es Jesús: Una Palabra eterna que convoca a la humanidad a otra manera de vivir, de entender el mundo y de buscar la plenitud. Como la palabra de alguien a quien no vemos todavía nos anuncia su presencia, así Cristo es la manifestación visible de Dios que permanece aún invisible. La palabra encierra todos los matices del amor: Es grito, gemido, reclamo, rechazo. Puede modular la ternura, traducir el gozo, reforzar la esperanza, consolar la angustia. Jesús es Palabra de Vida para el hombre. Por ella el mundo cambia, en ese proceso admirable que se llama la Salvación.

4.- Finalmente, la palabra es aliento, calor y vida que proceden del corazón. Jesucristo es el amor del Padre, hecho visible. Pronto comenzaremos un nuevo año. Una alegría y al mismo tiempo una responsabilidad. ¡Qué bueno que éste fuera el tiempo señalado para acoger a Jesucristo!

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