III Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C.
San Lucas 1-1-4; 4, 14-21: ¡Arriba las buenas noticias!
Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez m.x.y.(Calixto) (Q.E.P.D)
"El Espíritu del
Señor está sobre mí. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres". San
Juan, cap.4.
Un joven se acerca al
sacerdote: Es una historia larga de pecados, derrotas y sufrimientos. El Padre
lo interrumpe de improviso: ¿Por qué no me dices primero todas las cosas buenas
que has realizado en estos años?
El muchacho lo mira a la
cara asombrado y rompe a llorar. Por primera vez, alguien le mostraba que en su
vida también la bondad había fructificado.
El Evangelio nos
muestra a Jesús en la sinagoga de Nazareth. Volvía a sus gentes, a su paisaje
natural de vides y rebaños. Estando en la sinagoga y luego de leer un trozo de
Isaías, explica a los presentes que su misión está plenamente unida a
aquella de los antiguos profetas: "El Espíritu del Señor está sobre mí. Me ha
enviado a dar la Buena Noticia a los hombres".
El mundo actual se ha
llenado de noticias desoladoras. No sólo por las cosas que ocurren, sino
porque cada uno de nosotros se volvió un portador de malas noticias. Lo cual nos
ha llevado a desconfiar, por sistema, de los demás. A imaginarnos siempre lo
peor. A saborear morbosamente los errores y las tragedias ajenas.
Cristo vino a traernos las
Buenas Noticias de un Dios que ama a sus hijos. A nosotros nos toca difundirlas
en todos los ambientes y situaciones. Al esposo o a la esposa que ya no saben
luchar más, al limitado físico, al anciano que empieza a sentirse inútil para
todos, al obrero que no es calificado, al sacerdote que flaquea, al hijo que se
equivoca procurando estrenar la libertad, hemos de llevar la buena noticia de
Jesús, con frases de amor y de esperanza.
En determinados momentos,
cada uno de nosotros comprueba que es pobre, que está cautivo, que sufre en la
opresión, que lo aqueja una ceguera interior.
¿Quién no ha sufrido en
soledad y ha deseado una palabra, una voz, un rostro que lo anime, que le diga
que no todo anda mal, que no es tan pecador como se cree, que todavía hay
remedio? ¿Qué hay Alguien que lucha a nuestro lado? ¿Alguien que ve lo pesado de
nuestra cruz y lo doloroso de nuestro cansancio?
Jesús habló del
"Año de gracia del Señor". Un año se vive en cada minuto. En cada instante en
que los hombres de buena voluntad anunciamos las buenas noticias de Jesucristo.
Buenas noticias que madrugan a visitar a todos los pobres y oprimidos, por el
ministerio de las manos amigas, de las palabras optimistas y de las caras
amables de quienes tratamos de vivir el Bautismo apoyados en la fuerza del
Señor.