Solemnidad. Natividad del Señor

Misa de Medianoche

San Lucas 2, 1- 14: Un Dios envuelto en pañales

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

Sitio Web

 

”Entonces le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre”. San Lucas, cap. 2.

2.- Todos los villancicos --desde la fe, desde la poesía-- embellecen la geografía de Belén. Pero la realidad fue muy distinta: Un pueblo más de la antigua Palestina, que soportaba su pobreza, aferrado a una colina rocosa. En los alrededores, rebaños y trigales. De ahí su nombre, Bet-lehem, que significa la casa del pan. Según la tradición bíblica, en aquel entorno creció el rey David. Aunque existe otro Belén maravilloso, que todos guardamos en la mitad del alma, fabricado con recuerdos de hogar, retazos de inocencia, e ilusiones marchitas.

2.- Nos dice el evangelio que José y María que estaba encinta, llegaron a esta aldea, con motivo del censo que había ordenado el emperador César Augusto. Un hecho no muy claro en la cronología profana. San Lucas, al fin y al cabo, es mejor catequista que historiador. Aunque José tendría parientes en Belén, buscó más bien albergue en el mesón. Era éste el “khan” de los pueblos orientales, un patio cuadrado donde había una cisterna, en torno a la cual se amontonaban ovejas, asnos y camellos. Los viajeros se protegían por las noches en cobertizos, adosados a los muros que defendían el recinto. Lugar físico si habría, pero no era el lugar indicado para una madre ya próxima al parto. Tal vez el mismo dueño de la posada le indicaría a José alguna gruta, en las afuera del pueblo, donde se guarecía el ganado.

3.- “Entonces”, dice san Lucas… Tal vez sería esa misma noche, luego de su llegada a Belén, “le llegó a María el tiempo del parto y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre”. Allí nació Jesús de Santa María la Virgen, como nos enseñó el Padre Astete, “a la manera que el rayo del sol pasa por un cristal, sin romperlo ni mancharlo”. Marción, un líder religioso del siglo II que no aceptaba la humanidad de Cristo, escribió: “Quitadme esos pañales vergonzosos y ese pesebre indigno del Dios a quien yo adoro”.

Pero nosotros los creyentes nos llenamos de asombro y alegría ante ese Dios escondido entre pañales. Él se hizo hombre dentro de unas ordinarias condiciones. En un pueblo subdesarrollado, en una oscura época, en compañía de los pobres.

4.- La visita de los pastores fue un hecho bien explicable, que el evangelio nos presenta embellecido. Mientras “pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño”, advirtieron que había huéspedes en una gruta próxima. A la entrada José habría encendido una hoguera. Fueron entonces de prisa y encontraron “a María y a José y al niño acostado en un pesebre”. Fue tarea de los ángeles ayudarles a entender algo más allá de su ignorancia. Por eso regresan a sus ganados, “dando gloria y alabanza a Dios”.

5.- En los siglos pasados, nos dice un escritor, ciertos pensadores incrédulos afirmaron que la historia de un Dios hecho hombre era una hermosa fábula. Pero hay algo más triste todavía: Que numerosos bautizados vivamos en el siglo XXI, como si la Encarnación de Cristo tan sólo fuera un cuento para niños. Tal es nuestra dolorosa indiferencia