Fiesta. Bautismo del Señor

San Marcos 1, 7-11: ¡Hermanos: desbauticémonos!

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

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“Jesús llegó desde Nazaret de Galilea, a que Juan lo bautizara. Y apenas salió del agua, se abrió el cielo y el Espíritu bajó hacia él en forma de paloma. Y una voz del cielo se oyó: Tú eres mi Hijo amado”. San Marcos, Cáp.1.

El ritual del Bautismo comienza con una pregunta a los presentes: ¿Qué piden a la Iglesia de Dios para este niño? En su nombre, los padrinos responden: La fe. Ella es un don de Dios, pero la Iglesia, por este Sacramento, anuda nuestra incipiente vida con el Señor, y nos matricula en la escuela de los discípulos de Cristo. En otras palabras: Junto a la fuente bautismal, se nos señala un ideal, hacia el cual hemos de avanzar y, con la ayuda de los padres y padrinos, algún día conquistaremos. José Deharbe, un jesuita tan famoso como el padre Astete, dice en su catecismo: “Este primer sacramento limpia al hombre de todo pecado, lo santifica en Jesucristo y lo hace renacer a la vida eterna”. Esa vida de la cual, en tantas ocasiones, habla san Juan en su evangelio.

2.- Un día quiso Jesús ser bautizado en el Jordán, como lo hacían muchos de sus paisanos. Y cuenta san Marcos que entonces buscó al Precursor, quien había dicho a sus discípulos: “Detrás de mí viene el que puede más que yo, a quien no merezco desatarle la correa de las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo”. Es decir con toda la fuerza de Dios. Sin embargo, cabe preguntarnos por qué el Salvador, quien no tenía pecado, quiso realizar este rito. Encontramos variadas respuestas: Santo Tomás señala que así las aguas del Jordán serían santificadas. San Cirilo de Jerusalén dirá que entonces aquel caudal recibió “el olor de la divinidad”. San Melitón de Sardes, en forma poética señala: “También el sol y las estrellas se bañan en las aguas del océano”. Y Fillion, un teólogo más reciente, apunta: “Cuadraba al Redentor tomar apariencia y actitud de pecador”. Agrega el evangelista que, apenas Jesús salió del agua, “se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él, en forma de paloma. Y se escuchó una voz del cielo: Tú eres mi Hijo muy amado”.

3.- Todo un lenguaje figurado, cuyo mensaje pudiéramos resumir así: El Bautista declina su tarea sobre los hombros de Jesús, y éste es presentado ante el grupo de discípulos. El cielo abierto, la voz de lo alto y la presencia visible del Espíritu, garantizan que Dios hablará por este joven profeta, quien ahora comienza su vida pública.

Comprendemos entonces que ser bautizados es un regalo y a la vez, una tarea. Un regalo que muchos valoran. Un programa que innumerables cristianos realizan y cuya historia personal irradia sencillez, generosidad con los pobres, austeridad, transparencia, respeto a la vida, perdón, confianza en Dios a toda prueba, constancia en los propósitos, adhesión al Señor a pesar de nuestras fallas, fidelidad, serenidad en los problemas, oración simple y llana, compromiso con la sociedad y la Iglesia. Buen humor y simpatía.

4.- En cambio, si visitamos ciertos círculos sociales, económicos, políticos y aún familiares, donde brillan por su ausencia los valores cristianos, a uno le provoca gritar a voz en cuello: ¡Hermanos, más bien desbauticémonos!