Asómate al rebaño

Domingo IV de Pascua, Ciclo A

Autor: Padre Gustavo Vélez Vásquez (Calixto)

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"Dijo Jesús: Yo soy la puerta de las ovejas. Quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir y encontrará pastos". San Juan, cap. 10.

Al hombre de las cavernas le bastaba una laja de piedra, para cerrar su cueva por las noches. Pero más adelante, cuando los pueblos sedentarios edificaron sus viviendas con mayor solidez, las puertas de sus casas adquirieron importancia y jerarquía. En los castillos eran fuertes y seguras, adornadas con los blasones de
sus dueños. En las antiguas catedrales ellas se volvieron catecismos, por sus historias religiosas en relieve para los analfabetos.

De otra parte los predicadores, apoyados en el Apocalipsis, describieron al pueblo con detalles, cómo eran las puertas de los Cielos.

Los bandidos y las fieras nocturnas han sido siempre los enemigos del rebaño. Demasiado prosaicas, las puertas del aprisco en tiempos de Jesús, apenas unos maderos toscos. Defendían sin embargo las ovejas. Aunque el evangelista apunta que los ladrones a veces saltaban por encima del vallado.
El Maestro, quien había crecido en un ambiente pastoril, un día les dijo a sus discípulos: "Yo soy la puerta de las ovejas". Este nombre se daba también a un portal bajo las murallas de Jerusalén, por donde entraba el ganado menor destinado a los sacrificios.

Jesús explica enseguida por qué se da a sí mismo ese apelativo: El dueño de las ovejas entra siempre por la puerta. Desde allí llama a sus ovejas, las cuales reconocen su voz y logran encontrar verdes prados y frescas aguas.

"Yo soy la puerta de las ovejas". Una invitación a todos nosotros, para que permanezcamos, en todo momento, unidos a Él.

En la liturgia de la Misa desde tiempos atrás, hay un corto párrafo que reúne la piedad de los fieles, y todas las plegarias que le preceden, con el vigor de tres preposiciones, que indican cercanía y adhesión al Señor: "Por Él, con Él y en Él, a ti Dios Padre omnipotente".
Descubrimos aquí una herramienta precisa, para evaluar cada elemento de 
la profusa feria religiosa que hoy se ofrece: Movimientos, devociones, apariciones, modas. Si Jesús es la puerta, mi cristianismo será auténtico en
la medida en que yo cuente, a cada paso, con su presencia. Si sus criterios son los míos. Si mi estilo de vida se asemeja al suyo, de modo manifiesto. Lo demás es accesorio, trivial y pasajero. Nos lo enseña la historia de la Iglesia.

- Yo no sé orar, decía un hombre angustiado. Lanzo mis pensamientos hacia Dios, pero siento que caen en el vacío. - No importa, le respondió un sabio maestro. Ensaya algo distinto. Asómate por esta ventana y verás allá abajo el aprisco que, apretujado, se dispone a pasar la noche bajo las estrellas. Todas las ovejas
parecen iguales, pero en realidad no lo son. Detrás de ese vallado hay un pastor, que las conoce por sus nombres. El presente y el futuro de las ovejas están su corazón y en sus manos. Siéntete una de ellas. Con tu difícil historia personal, pero intensamente amado.
Y el texto de san Juan agrega: "El que entra por la puerta es el pastor. A éste le abre el guarda y las ovejas atienden su voz y él las va llamando por sus nombres".