V Domingo de Cuaresma, Ciclo B

San Juan 12, 20-33: Miren al que fue traspasado

Autor: Padre Hernán Quijano Guesalaga

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Jeremías 31, 31-34; Hebreos    5, 7-9; Evangelio según san Juan    12, 20-33 

MIREN AL QUE FUE TRASPASADO 

Las lecturas de este quinto domingo de Cuaresma nos invitan a contemplar a Dios que es amor, como escribía el Papa Benedicto XVI en su primera encíclica. Dios, que es amor, es quien, tomando de la mano al pueblo, lo sacó de Egipto. Él es quien después que el pueblo de Israel rompió la primera alianza, insiste escribiendo la segunda alianza en sus corazones (primera lectura, del profeta Jeremías).

El texto pertenece al mensaje de consolación y esperanza del profeta Jeremías frente a la amenaza y sometimiento de los babilonios. El rechazo por parte del Pueblo de Israel de esta nueva alianza, que apela a la responsabilidad individual, es la causa por la que decidieron matar a Jesús. 

Dios, que tanto ama a los hombres, permite que su propio Hijo nos salve por la obediencia y el sufrimiento (segunda lectura, de la carta los Hebreos). El texto muestra la originalidad del sacerdocio de Cristo, que siendo Dios se hace verdadero hombre por solidaridad con los hombres, por lo que aprendió a llorar y sufrir. Miren al que fue traspasado. 

Como respuesta a quien amó primero, y siguiendo el deseo de Dios que el mismo Dios puso en el corazón de los hombres para que lo buscáramos (primera lectura), esos extranjeros que fueron a Jerusalén  y que hablan a Felipe y a Andrés y le dicen: "queremos ver a Jesús", son el marco de las palabras de Jesús que el evangelista San Juan inserta a continuación, la metáfora o parábola del grano de trigo que debe morir para dar fruto abundante. El grano de trigo es Jesús que muere para darnos vida. El amor de Jesús, que asume por obediencia al Padre el abatimiento y el sufrimiento, la hora de glorificación, la Pasión, Muerte y Resurrección. Por la contemplación del que fue traspasado conocemos a Dios que es amor.

A Jesús,  la vida no le es quitada, él la da, la entrega libre y soberanamente.

Esa hora esperada es la hora de la verdad, donde la mentira será descubierta, y atraerá a todos hacia él (desde la cruz). Miren al que fue traspasado (para comprender que Dios es amor, amor que se da, se entrega y no que se busca).

Éste es también el camino del discípulo que quiere seguir a Jesús. Hay que morir para vivir, y se muere cuando se obedece, se muere todos los días cuando se renuncia al propio deseo o voluntad.

La estrategia de Dios consiste en que entregándose su Hijo a morir, con su resurrección vence a la misma muerte, vence al príncipe de este mundo, al demonio. El fracaso sería que el grano de trigo no se muriera, que Cristo no hubiera muerto. Miren al que fue traspasado. 

Dice San Agustín: Los judíos querían matarle y los gentiles querían verle (Comentario a San Juan 51). Lo que dijo Jesús referido a la hora en que sería glorificado, lo dijo porque vio que después de su muerte los gentiles y toda la humanidad serían atraídos hacia él y creerían en él, aunque antes debía pasar por la Pasión y Muerte (Idem, 52).

Juan 19, 37, citando Zacarías 12, 10 dice: “Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron” (citado por Benedicto XVI como resumen de su Encíclica “Deus caritas est”, en la que somos invitados a fijar la mirada en el que fue traspasado para entender que Dios es amor). 

En la parábola del grano de trigo Jesús habla de sí mismo. El es el grano de trigo que fue enterrado: se encarnó (Beda). Miren el grano de trigo, que se entierra y muere para dar fruto. Miren el grano de trigo, que, molido, se hace harina, se han pan, se hace Eucaristía.

La Eucaristía es la hora de Jesús actualizada. Comprada a precio del sufrimiento de Cristo obediente. Ofrecida en sacrificio de la nueva alianza por Cristo Sacerdote. En ella aprendemos que no gana la viva sino el que la entrega.

En ella, en la Eucaristía, el Padre glorifica su nombre. Por ella, por la Eucaristía,  Jesús atrae a todos hacia Él. Simiente del reino.

A ella acudimos buscando a Cristo y decimos como aquellos extranjeros a Felipe. “Queremos ver a Jesús”. 

Pbro. Hernán Quijano Guesalaga

Paraná, 2 de abril de 2006 (actualizado para 29 de marzo de 2009)

Parroquia Sagrado Corazón de Jesús y Capilla Policial Sebastián, Paraná