XXIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

San Mateo 18, 15-20: Una llamada a la Esperanza

Autor: Padre Javier Leoz

 

 

1.- “Ayudad a los hombres a descubrir la verdadera estrella que indica el camino: ¡Jesucristo! “ Así de claro y convencido se dirigía, el Papa Benedicto XVI, a los jóvenes en la homilía con la que clausuraba las Jornadas Mundiales de la Juventud en Colonia.

Atar en la tierra, con los nudos de Jesús, muchas veces conlleva la crítica y no, precisamente, el aplauso fácil.

Desatar, según las modas o estrategias que nos acosan y nos uniforman, pueden llevarnos a ese olvido de Dios, del cual también hablaba a los jóvenes el Papa. Lo cierto es que, la Iglesia, sigue siendo esa atalaya desde la cual se puede divisar todo lo, mucho y bueno, que la fe ofrece y todo lo que Dios es capaz de realizar por el hombre.

2.- Es cómodo dejarnos llevar por una religión a la carta (cojo lo quiero y cuando quiero) pero las consecuencias pueden ser fatales en los momentos de turbación y de crisis. El Evangelio de este domingo es una llamada a la esperanza a esta iglesia a la cual pertenecemos. Su fin, llevar a los hombres hasta Dios, ha de ir también alimentado por un clarificar las conciencias de los hombres de hoy y por un despertar las entrañas de una sociedad que parece vivir montada en el caballo de su propia autosuficiencia y arrogancia.

El perdón es una actitud evangélica, y un medio terapéutico que libera al que lo otorga y reaviva al que lo recibe. En cierta ocasión, un discípulo, comentaba a su maestro lo difícil que le resultaba perdonar. Que siempre, junto a ese afán, en su mente, se le cruzaban sentimientos de orgullo y de amor propio que le impedían dar ese paso hacia la reconciliación. El maestro espiritual le respondió: qué poco esfuerzo te costaría si pensaras que, arriba, es Dios quien es perdonado por ti en el hermano.

3.- Un psicólogo norteamericano, Robert Enright, afirmó que las personas que han sido profunda e injustamente heridas pueden sanar emocionalmente perdonando a su ofensor. El insigne fraile dominico Henri Lacordaire dijo: "¿Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona".

Los cristianos, y volviendo al principio, hemos de enseñar a descubrir la estrella de la fe con aquello que es peculiar y original en ella: el perdón con amor. Acostumbrados a vivir en una sociedad que todo lo airea, distorsiona y todo lo pregona, el mensaje cristiano nos alerta sobre una dimensión totalmente nueva: hazlo con amor y…perdona.

La urbanidad, en las formas y en los modos, no es precisamente la tónica dominante de la realidad que nos rodea. Jesús, por el contrario, nos orienta en el sentido de recuperar y potenciar el sentido de hermandad que debe existir entre aquellos que llevamos el distintivo de la cruz.

Es bueno leer el evangelio de este domingo desde dos dimensiones: la iglesia de hermanos (que se quiere y se perdona) y la iglesia en oración (que vive, siente y se edifica con la presencia del Señor).