I Domingo de Cuaresma, Ciclo A.
Mateo 4, 1-11: Tentación

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

La tentación es una provocación. Es una alternativa. Una propuesta excluyente. Todo ser humano la busca, la padece, la soporta. La lucha es entre el bien y el mal. Entre el plan de Dios y el proyecto humano. Y como fuerza subterránea que lo alimenta y proyecta está la búsqueda de la felicidad. Criterios encontrados entre Dios y la persona.

 

El texto bíblico del Génesis nos describe, en síntesis apretujada de psicología, los entretelones de la primera tentación. ¡Cuántas maniobras, justificaciones, resquicios de sutileza, argumentos todos para decirnos la raíz de la fragilidad humana! Para terminar tan inermes y derrotados/as. Ahí está la razón de nuestra desnudez avergonzada.

 

Cristo acepta pasar por esta encrucijada de la tentación. Acaba de ser consagrado en su bautismo como el “Predilecto”, el “elegido”. Está en juego la voluntad de Dios, la decisión determinante de restablecer el pacto con toda la humanidad. Depende del Sí generoso del Cristo-hombre. Y viene la prueba superada por Él de la tentación.

 

La tentación en su versión moderna va en la línea de las tentaciones de Jesús en el desierto: Reducir la Fe a lo meramente material, experiencial. La búsqueda permanente del éxito, de la popularidad, de la imagen. La confianza ciega en la organización, en la política, en la fuerza. La tentación del inmediatismo y del facilismo momentáneos.  

Cochabamba 10.02.08