V Domingo de Cuaresma, Ciclo A.
Juan 11, 1-45: Empezar a morir

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

La cuaresma es una caminada bautismal. El bautismo es algo trascendental: Morir y nacer. Ya hemos sido bautizados/as, pero es necesario retomar de nuevo el proceso. Pareciera que nos desgastamos, nos enfriamos, nos olvidamos. Poca influencia tiene en nuestras vidas el hecho, mejor, el acontecimiento de nuestro Bautismo. 

El bautismo es de verdad un nacimiento. Todo es nuevo en el bautismo: El corazón, el espíritu, la familia. Esta singularidad se expresa con un término simple: ‘Resurrección”. Como gente bautizada deberíamos acostumbrarnos a convivir en este mundo  tan caro a nuestros afectos, con la resurrección. Es otra vida la que experimentamos desde ya. 

En la liturgia de hoy nos sobrecoge  la cercanía de la muerte en nuestras vidas. Lázaro ha muerto y revive con la Palabra de Jesús: “Sal fuera”. Muchas muertes experimentamos en nuestras vidas: La desesperación, la angustia, la desconfianza, el egoísmo. Son tumbas que tenemos que abandonar si queremos vivir a plenitud. 

La novedad del Espíritu es lo característico del bautismo. Como Martha y María sufrimos la ausencia del amigo. Y esa ausencia se traduce en muerte. No podemos consentir que la fragilidad o debilidades de la vida nos priven de ese Espíritu que es garantía de nuestra permanente resurrección. Hay que empezar a morir para poder vivir. 

Cochabamba 09.03.08