IV Domingo de Pascua, Ciclo A.
Juan 10, 1-10: Vida en abundancia

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

La Pascua es la reivindicación de la vida: Asumir la vida, cultivar la vida. Es que la vida es un don, un milagro. Y nos hemos acostumbrado demasiado a ella. Algunos porque mueren, sabemos que vivían. Hay muchos cadáveres ambulantes, mucha gente parece sentada en “sombras de muerte” o haciendo su andadura con el sudario al hombro.  

Jesús en el Evangelio nos da la síntesis perfecta de su Misión: “He venido a traer vida y vida en abundancia”. San Ireneo interpreta así: “La gloria de Dios es el hombre (la mujer) viviente”. Y un autor contemporáneo hace su propia lectura libremente: “A Dios quien más le honra es el hombre (mujer) más lleno/a de vida y con más ganas de vivir”. 

Pedro hoy en su carta nos invita a seguir al Viviente. “Él ha curado nuestras heridas” y nos ha trasladado a un hábitat novedoso: La justicia. En la Biblia, ‘justicia’ es uno de los nombres de Dios. Justicia y vida van juntas. No hay vida sin justicia y sólo en la justicia podemos vivir en Dios. Esta es una tarea pendiente en nuestras comunidades. 

Si la vida no crece se transforma en signo de muerte. Si la Palabra no renueva el corazón (primera lectura), el diagnóstico se hace reservado. Si nuestras comunidades no crecen, es que nos ha invadido un virus mortal. El Espíritu es el signo primero de la vida. Él ha constituido a Jesús como el Viviente que nos da vida en abundancia. 

Cochabamba 13.04.08