XVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Mateo 1, 13-21: Dios gratuito

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

Nuestras liturgias son encuentros comunitarios para decirle a Dios: ‘Gracias’. Esa gratitud expresa la nobleza de nuestro corazón. Ser agradecidos/as abre el horizonte de nuestras vidas a la alabanza, nos contagia de gozo, da sentido a nuestra fe y nos hace encontradizos/as con el buen Dios que vela y cuida de su pueblo. 

Muchas veces tergiversamos nuestra liturgia. La convertimos en un negocio: Recibimos de Dios si antes le hemos pagado, si hemos cumplido con todos los requisitos ante notarios y jueces, siendo el primer juez nuestra propia conciencia. Si pagamos bien, recibiríamos  bueno y bastante. La gratitud así, obedecería a una recompensa. 

Pero Dios, nuestro Dios es gratuito. No es un dios costoso. Da sin pedir nada de nuestra parte. Aún más, Sólo quiere que pidamos. “Vengan, coman de balde”, nos dice hoy Isaías. Dios pide que tomemos cuenta de nuestra hambre, de nuestra sed, sobre todo, del riesgo terrible de no tener hambre ni sed. Los/as satisfechos/as no cuentan para Dios. 

Y el evangelio tiende manteles sobre la hierba de la Pachamama para sentar en ‘compartir’ universal, el pan que da la vida. Jesús sólo nos pide una mínima colaboración como prueba de nuestra responsabilidad con los demás. De esto tan pequeño parte la generosidad de nuestro Dios que sólo sabe dar, darse gratuitamente. 

Cochabamba 03.08.08