II Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Juan 1, 35-42:
En cadena

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

La difamación, el chisme, el runruneo corren como bolas de fuego. Van encadenándose mutuamente arrasando con todo.  Es el fruto malévolo de corazones  enrarecidos. Se busca así la destrucción del prójimo y de las instituciones.  Es material de primera mano de lo que podemos llamar la “mala prensa”.

¿Y por qué la buena noticia, las obras buenas, los ejemplos de heroísmo no merecen una mejor suerte y tienen una buena prensa? ¿Por qué el silencio de la bondad encarnada y la generosidad multiplicada no tienen eco en nuestros corazones? Somos amigos del sensacionalismo, del pantallazo, del marketing publicitario que reniega de los valores y anuncia sólo el consumo.

Hoy el Evangelio, en susurro que se vuelve cadencia, grito y canción, va pasando de boca en boca, en cadena, la buena noticia: “Hemos encontrado al Mesías, al Cristo, a quien anunciaron los profetas”. Es voz huracanada que llega de Andrés a Pedro, de Felipe a Natanael, de Ti mismo a tus vecinos, o a tu corazón. No puedes acallarla. Es como ola que irrumpe e invade.

La vida cristiana es un volcán que llevamos dentro y, cuando es verdadera, contagia, convoca y aglutina. No es un mero asunto personal. Hay que socializarlo. No es un encuentro con un grupo religioso determinado, ni con un código moral establecido. Es un encuentro con Alguien que marca nuestra vida y la lanza a una Misión universal.

Cochabamba 18.01.09