II Domingo de Cuaresma, Ciclo B
Mc 9,2-10:
Tras la noche

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy

 

 

Algo nos impide hoy la visión. Ya no vemos tan claro. La incertidumbre nos agobia. Han caído las certezas y el camino se vuelve oscuro. Prima la indecisión. Somos presa de la angustia. Y lo terrible del caso es que pareciera que lo más oscuro falta por llegar. Pero no hay que olvidar que en la proximidad del alba, la noche se hace más densa. Puede ser el final del túnel.

Esta lucha entre luz y tinieblas la encontramos hoy en dos de las lecturas. La fe de Abrahán es tentada por el mismo Dios. Ni siquiera por el maligno. Fe y obediencia van de la mano. No es claro el  mandato de su Dios. Debe sacrificar a su único hijo. Está en riesgo la descendencia. Es noche oscura para Abrahán.  Y tras la noche, brilla la luz a la voz de la Palabra que abre a la visión.

En el evangelio, la luz envuelve en las tinieblas. Tras la ráfaga infinita que deja en desconcierto a los apóstoles, Jesús entra en las tinieblas de su muerte. Tras la experiencia del monte, donde también es la Palabra la que ilumina, certifica y da garantías de la divinidad, Jesús, como un hombre cualquiera, peor, como un condenado a muerte entra en oscuridad hasta su resurrección.

Pablo en su carta a los Romanos nos ofrece una solución gratificante. “Si Dios está con nosotros, ¿Quién estará contra nosotros?” Nada es fácil para el cristiano/a hoy día. Es tiempo de lucha en medio del desconcierto. Es batalla en descampado. La Palabra es lámpara en el camino. No suprime la noche, pero permite caminar… la necesitamos. ¡Cómo nos anima, nos fortalece! 

Cochabamba 08.03.09