XXII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23: Sanar el corazón

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy    

 

¡Pandemia! ¡Planeta tierra enfermo! ¡Crisis financiera, alimentaria, ecológica, energética, moral, humanitaria! Faltaría la espiritual, la religiosa. Nunca nos había asediado tal conmoción. Tiemblan los/as ricos/as, padecen los/as pobres. No se dan soluciones. Se buscan donde el mal no tiene raíces y las respuestas son prefabricadas. Urge la alternativa.

A la crisis de humanidad, el evangelio hoy responde desde la fuente: El corazón. No hay que buscar el mal fuera, está dentro. Es el ser humano el que está pervertido. Su corazón está enfermo. De ahí nace toda la podredumbre que hoy nos aplasta. La violencia, la corrupción, la exclusión y sus consecuencias, anidan dentro. Las llamadas crisis son meros efectos.

Hay un caparazón impermeable que cubre el corazón. Esto lo ha hecho sordo, impertérrito, inconmovible. El Deuteronomio nos pide “escuchar”. Entonces, seremos un pueblo justo y sabio. La sabiduría es el lenguaje del corazón y  habla lo que escucha. Esta escucha nos hace sensibles, cercanos/as, capaces de compartir, de amar.

Santiago va más allá. La praxis es consecuencia lógica de la rectitud del corazón. Si está sano, nuestra fe, nuestra religión, el  diario vivir en sociedad, tendrán como referente la justicia, el respeto, la dignidad. El mal uso de los recursos naturales, la acumulación egoísta, la difícil convivencia, son síntomas de un corazón enfermo. Hay que sanarlo.

Cochabamba 30.08.09

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