XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 10, 2-16:
¡Tanta soledad!

Autor: Padre Jesús E. Osorno Gil. mxy    

 

Shakespeare, en su personaje ‘Próspero’, tiene una afirmación de talla única: “Nosotros somos hechos de la misma materia de los sueños”. Esto nos viene de Dios. Él es el soñador primero. Comenzó a idear este proyecto de humanidad en un cántico magistral buscando apoyo para el ser humano. Sólo lo encontró en la reciprocidad entre hombre y mujer.

El hombre estaba solo. Necesitaba de la compañía de alguien de su misma identidad. “Y los creó hombre y mujer”, “don de las personas”, ofrenda de amor. En hebreo, (ish) hombre, (ishsha) mujer, derivan de la misma raíz. Las demás lenguas tienen raíces distintas para lo masculino y lo femenino. ¡Cuántos problemas de género nos evitaríamos asumiendo esta fuente primordial!

Pero el sueño de Dios comenzó pronto a esfumarse. Todo por una simple acta. Los judíos la exigen a Moisés. Es repudio, rechazo, divorcio. Es separación, aislamiento. Amanece la soledad en el corazón por la dureza de egoísmos reconcentrados. Todo lo que era principio de armonía, unidad, plenitud existencial, se borra de un plumazo. Enferma el corazón.

Hebreos en el pasaje de hoy, termina con una sentencia de paraíso: Jesús nos llama sus hermanos/as y no sufre vergüenza en hacerlo. El evangelio convoca a niños y niñas para iniciar de nuevo la andadura de la comunión, la aceptación gozosa, la hermandad universal. Estamos llamados a superar toda soledad y a tender los manteles de la nueva humanidad.

Cochabamba 04.10.09

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