III Domingo de Adviento, Ciclo A

Mateo 11, 2-11: Apostolado

Autor: Padre Jesús Martínez García

 

 

“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados»” (Mt 11, 3-5)

Juan Bautista estaba encarcelado y, con buen método pedagógico, envía a sus discípulos a que conozcan a Jesús haciéndole esa pregunta, quizá para que se hagan discípulos suyos (Juan siempre llevando a la gente a Dios). Y Jesús les contesta con una frase que alude a una profecía claramente mesiánica: cuando llegue el Mesías se acabarán todos los males, porque él será el libertador del hombre.

 

A la vez, Jesús les expuso de qué liberación se trataba: había venido a salvar de los pecados, de la ignorancia y del sufrimiento. La señal de que uno ha entendido el Reino de Jesús y a él pertenece es que trata de vivir sin pecado, procura conocer la verdad de la revelación y si padece el sufrimiento –como lo padeció Cristo– lo ofrece al Padre para reparar los pecados.

 

Y existe otra señal clara de que uno ha entendido a Jesús: el apostolado, ayudar a los amigos a que quiten sus pecados (limpiar leprosos), explicarles la doctrina cristiana (evangelizar a los que no la conocen, y por eso son verdaderamente pobres), y tratar de solucionar el sufrimiento ajeno (escuchando, comprendiendo, animando, dedicando tiempo, viviendo la solidaridad). No es verdaderamente cristiano quien se encierra en sus problemas personales y vive al margen de las necesidades ajenas. Los demás nos necesitan; mejor dicho, Dios cuenta con nosotros para ayudar a los demás a solucionar sus problemas humanos, y sobre todo ayudarles a estar cerca de Dios.

 

¿Qué puedo hacer en estos días próximos a la Navidad? ¿No seré yo acaso la persona con la que Dios cuenta, y que no han de esperar a otro? ¿Hay alguien que necesita de mí? ¿Estoy tan encerrado en mis problemas que no veo los de los demás? ¿Puedo ir a visitar a algún enfermo o a alguien que esté solo? ¿Qué puedo hacer para acercar a alguna persona más a Dios?