V Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mateo 5, 13-16: Evangelizar

Autor: Padre Jesús Martínez García

 

 

“Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo” (Mt 5, 15-16)

 

   Muchos cristianos realizan innumerables acciones buenas: en sus casas, en su trabajo, en su barrio, en su país; acciones de carácter público como son las obras asistenciales, de promoción de los necesitados, obras de solidaridad; y muchas otras en su vida ordinaria, callada, que sólo contemplan pocas personas. Indudablemente no hemos de hacer las cosas para que nos alaben, pero es muy bueno que los demás queden edificados al ser testigos del bien hacer. Intentar ocultarlo sería un error; Dios quiere que nuestras buenas obras sean luz para los demás.

 

Así como hay personas aprovechan la propaganda y los medios de comunicación para difundir la duda, el egoísmo, la crítica, en una palabra, el mal; hemos de aprovechar nosotros esos medios para difundir la verdad, los valores cristianos –que son los verdaderos valores humanos– y las iniciativas que ayudan a los hombres. No basta ser buenos sino que hay que parecerlo; no basta hacer cosas buenas, sino que –si se puede– conviene darlas a conocer. Se pueden crear noticias positivas en la prensa, se puede difundir la vida de personas que son ejemplares, se puede intervenir en debates públicos, se puede intervenir en política: podemos hacer muchas cosas. Jesús advirtió que en ocasiones los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz. Todos podemos influir en el ambiente social, porque toda actuación tiene, de un modo u otro, una dimensión social. La evangelización del mundo tiene muchísimas facetas, y todos podemos influir para bien.

 

«¿Qué he de hacer, Señor?», preguntó Saulo cuando se encontró con Jesús camino de Damasco. ¿Qué he de hacer yo para que los demás glorifiquen al Padre celestial? ¿Quizá trabajar mejor? ¿Quizá debo complicarme la vida y participar en una iniciativa apostólica? ¿Qué más puedo hacer para difundir la doctrina cristiana?