XXX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Mateo 22, 34-40: El primer mandamiento

Autor: Padre Jesús Martínez García

 

 

“Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? El le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este mandamiento es el principal y primero” (Mt 22,37)


Es lo que Dios ordenó a Israel, ahí se resumen la Ley y los Profetas. Y no puede ser de otra manera, pues todo lo creado está sujeto a Dios, y la criatura libre, debe libremente tener como su Señor a Dios. Además, Dios es la suma Bondad, sumamente amable, es el Amor. No se trata de una odiosa obligación de someterse a quien es eterno y poderoso, sino de amar a nuestro Padre celestial.


La virtud del orden inclina a quien la posee a tener unas prioridades a lo largo del día y de la semana. También lleva a poner cada cosa en su sitio; pero sobre todo a tener unas prioridades en la inteligencia y en los afectos, dando importancia a lo que la tiene, dedicando el tiempo necesario a cada asunto, y no más que el necesario. El orden exterior es una manifestación del orden interior de la persona. Cada uno ordena su vida según un criterio. Los ficheros de libros, por ejemplo se ordenan por orden alfabético, por materias, por autores, etc. El criterio en nuestra vida por el que ordenemos nuestros actos tiene que ser la santidad, es decir, la caridad con Dios. Todo, absolutamente todo tiene que estar sometido a este fin. Incluso el amor a los demás y el trabajo.


Lo primero es Dios: lo principal en la semana –incluso en el día– es dar culto a Dios. Lo primero es la oración, las normas de piedad, y sobre todo la participación en la Misa. Salvo urgente y grave necesidad, hay que hacer antes las normas de piedad que otras “obligaciones”, que sí pueden esperar. El Cielo no puede esperar. Tenemos que hacer examen para ver cuáles son nuestras las prioridades, a qué le damos más importancia, a qué dedicamos más tiempo.


¿Dónde tengo el corazón, en qué pienso habitualmente? ¿A quién hago yo esperar? ¿Dedico mucho tiempo a mis cosas, a mis aficiones? ¿Es ése el momento en que debo de hacerlo? ¿Están mis amores ordenados a Dios, o realmente amo a alguna persona como si fuera un dios? Señor, que no me entren las prisas para tus cosas. ¿Cómo te puedo demostrar mejor mi cariño?