La Sagrada Familia, Ciclo B

Lucas 2, 22-40: Rezar en familia

Autor: Padre Jesús Martínez García

 

 

“Cumplidos los días de su purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor... Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea” (Lc 2, 22 y 39)

   El papa Juan Pablo II exhortaba a los padres a rezar con los hijos: “En virtud de su dignidad y misión, los padres cristianos tienen el deber específico de educar a sus hijos en la plegaria, de introducirlos progresivamente al descubrimiento del misterio de Dios y del coloquio personal con el. Sobre todo en la familia cristiana, enriquecida con la gracia y los deberes del sacramento del matrimonio, importa que los hijos aprendan desde los primeros años a conocer y a adorar a Dios y a amar al prójimo según la fe recibida en el bautismo. Elemento fundamental e insustituible de la educación a la oración es el ejemplo concreto, el testimonio vivo de los padres; sólo orando junto con sus hijos, el padre y la madre, mientras ejercen su propio sacerdocio real, calan profundamente en el corazón de sus hijos, dejando huellas que los posteriores acontecimientos de la vida no lograrán borrar”(Exhort. Apost. Familiaris Consortio, 60).

Para el cristiano, el poder participar en la Misa no debe situarse en el terreno de los preceptos, porque es un honor poder ir. Sin embargo, “la Iglesia no ha cesado de afirmar esta obligación de conciencia, basada en una exigencia interior que los cristianos de los primeros siglos sentían con tanta fuerza, aunque al principio no se consideró necesario prescribirla. Sólo más tarde, ante la tibieza o negligencia de algunos, ha debido explicitar el deber de participar en la Misa dominical” (Carta Dies Domini, 47).

Es algo que Dios preguntará a los padres cristianos cuando estén en su presencia: ¿Has transmitido a tus hijos la fe que recibiste?

Hoy, Solemnidad de la Sagrada Familia, en la que contemplamos cómo fueron al Templo a dar culto a Dios según lo prescrito por la Ley, pedimos a Jesús, María y José por nuestra propia familia y hacemos el propósito de rezar juntos, y de rezar con Ellos.