V Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Marcos 1, 29-39: Todos te buscan

Autor: Padre Jesús Martínez García

 

 

“Muy de mañana, al amanecer, se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí oraba. Salió a buscarle Simón y los que estaban con él; y después de encontrarle, le dijeron: «Todos te buscan»” (Mc 1, 35-37)

En Galilea buscaban a Jesús, unos por curiosidad, otros porque solucionaba problemas materiales y otros por motivos superiores: era un placer aprender de sus labios sentencias llenas de sentido sobrenatural que dejaban paz y consuelo en el alma. Jesús hacía el bien: sus manos bendecían y curaban, y sus palabras orientaban hacia Dios. Otros, sin embargo, le buscaban para hacerle alguna pregunta capciosa, para discutir y tratar de perderle.

Hoy sigue Jesús bendiciendo a los hombres, orientándoles en su actuación, curándoles de sus dolencias, y lo hace a través de su vicario en la tierra –el Papa– y de sus sacerdotes. También hoy los hombres sienten la necesidad de alguien que les ayude en las facetas más importantes: el sentido de sus vidas, el sentido del dolor y del amor, resolver el mal que han cometido y recuperar la alegría...

Jesús sigue presente en sus representantes. Lo que se necesita es acudir a ellos con humildad –sin ánimo de polémica–, con el deseo de aceptar su ayuda. Dios no se impone, propone su doctrina de salvación eterna y la orientación correcta de la vida. Todo depende de la buena voluntad de cada uno: primero buscar a Dios, luego estar dispuesto a acudir a quien Él indica. No hay otro camino. Ninguna teoría o ideología puede calmar la sed profunda de verdad que anida en el corazón humano.

Jesús, que hacías oración cuando estabas entre nosotros, que yo aprenda a buscar el silencio para hablar contigo, porque para llegar a conocer el corazón humano necesito penetrar primero en el Tuyo: sólo conociéndote, me conoceré.

Te buscaré, porque sólo Tú tienes palabras de vida eterna, y me dejaré orientar y curar por Ti, que sigues bendiciendo a través de las manos y las palabras de tus ministros.

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