XXVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Marcos 9, 42-43: El escándalo

Autor: Padre Jesús Martínez García

 

 

       “El que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valiera que le encajasen al cuello una rueda de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela; mejor te es entrar lisiado en la vida que con las dos manos ir al infierno, al fuego que no se apaga” (Mc 9, 42-43)

Así como la evangelización y el apostolado es llevar Dios a las almas, y es una actividad en cierto sentido divina, el pecado de escándalo es algo diabólico pues consiste en inducir a otros al pecado. Enseñar a pecar o ser ocasión de escándalo es algo gravísimo. Jesús pone un ejemplo tremendo: es mejor morir antes que cometerlo. Gran sorpresa tendrán detrás de la muerte quienes hayan sido ocasión de pecado, pues se cargarán con todos y cada uno de los pecados que otros cometan por su causa.

La vida no es un juego donde cada uno pueda pecar impunemente. Mal hacen los que escandalizan, pero todos hemos de mortificar el ojo, la mano o el pie si nos sirven para pecar. La mortificación no significa que haya que arrancarse un miembro, sino que esté como muerto para el pecado. Para ello hay que esforzarse; lo cual puede suponer a veces no mirar ciertos programas, no asistir a ciertos espectáculos o no veranear en ciertos lugares.

No debemos ser ingenuos y engañarnos pensando que hay que estar enterados o que ciertas cosas no nos afectan, porque quien se pone en ocasión de pecado innecesariamente ya comete un pecado. Quien juega con fuego, se quema. Decir que «no» a ciertas cosas no es algo negativo; es decir «sí» a Dios y a los demás, como quien está casado y no mira mal a otra mujer está siendo fiel a su esposa.

Gran tarea tenemos de ahogar el mal con abundancia de bien, en primer lugar en nuestra propia familia. Habrá que denunciar el mal o cortar conversaciones inconvenientes, pero sobre todo haciendo el bien.

Ayúdanos, Señor, a valorar nuestra alma en gracia; que demos importancia a esas cosas pequeñas que nos hacen perder tu presencia y nos hacen egoístas. Te pedimos por aquellos que escandalizan, especialmente a los niños. Y danos luz y coraje para evangelizar.






 

 

.