XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 6,30-34:
“Venid vosotros a descansar

Autor: Padre Joaquín Obando Carvajal  

 

“Venid vosotros a descansar un poco”

Estamos en verano, tiempo de vacaciones y descanso. En el Evangelio que se ha proclamado en nuestra Asamblea hay un gesto muy humano de Jesús invitando a los Doce a descansar al regresar de su primera misión apostólica.

Este gesto de Jesús no es sólo para los Doce. El nos invita a todos al descanso, que no es una pérdida de tiempo, sino una necesidad fundamental en nuestra vida. No todos pueden gozar de unos días de vacaciones, pero hoy son muchos más que en épocas anteriores los que pueden disfrutarlos. Es de desear que pronto sea posible para todos.

El descanso no es solamente una pausa necesaria para recuperar fuerzas, o una válvula de escape que nos libera de tensiones. Es algo necesario para regenerar todo nuestro ser, porque la vida no es sólo esfuerzo y trabajo agotador. También estamos hechos para el descanso, para disfrutar y gozar de la paz y tranquilidad facilitándonos el encontrarnos con nosotros mismos, estrechar más los lazos de amistad, cultivar nuestra inteligencia y aficiones, y también un tiempo más tranquilo para orar y agradecer.

El descanso no es para vaciarse en la superficialidad de unos días vividos de manera alocada, sino para recuperar la paz y la armonía interior, cuidar más las motivaciones y sentimientos profundos que dan sentido a la vida, disfrutando de las relaciones amigables y amorosas con los semejantes, y, desde nuestra condición de creyentes, gozar de Dios a través de la naturaleza y de ratos de filial oración.

En el caso de los Doce la invitación de Jesús a retirarse a un lugar tranquilo facilita la revisión del trabajo realizado, analizar los logros y los fracasos, compartir con el grupo las experiencias y las vivencias de esa primera misión, buscando también el estar con Jesús y hablar con El “de todo lo que habían hecho y enseñado”, dando cuenta de la misión a Aquel que se la había confiado.

El trabajo del apóstol no es fácil ni descansado. Ha de atender con solicitud a su rebaño, ser fiel a la misión encomendada, lograr que la Palabra y la obra del Señor lleguen a todos. Por eso el apóstol necesita descanso estando con El para escucharlo y vivir con El profundizando en su comunión de vida, y para estar con los otros porque la misión evangelizadora no es una tarea individualista, sino de toda la Comunidad ya que fueron enviados “de dos en dos”.

El contacto con Jesús ayuda a reconocerlo como el único y verdadero Pastor que nos conduce a todos a “verdes praderas”, nos “guía por el sendero justo”, nos acompaña, nos “sosiega”, “prepara una mesa” ante nosotros y está siempre a nuestra vera con “su bondad y su misericordia”, como leemos en el salmo 22 que hemos recitado después de la primera lectura.

Jesús quiere que el descanso sea realidad para todos. Las vacaciones es liberarse de la dependencia y sujeción al trabajo para vivir la distensión y el descanso. El trabajo es importante pero no agota el sentido de nuestra existencia. El descanso es algo más que la simple inactividad. Ayuda a encontrarnos con nosotros mismos obteniendo una visión más clara de la trayectoria de nuestra vida. El secreto de un buen descanso está en vivir disfrutando del cuerpo y del espíritu, de la naturaleza, de la familia y de los amigos, de las aficiones y el arte, y también de la fiesta y la oración.

Acojamos con gozo y gratitud este detalle tan humano de Jesús invitándonos a ir a “un sitio tranquilo para descansar un poco”.