Domingo I de Adviento, Ciclo A
Autor: Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
- Lecturas:
- Profeta Jeremías 33, 14-16
- I Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 3, 12-4, 2
- Lucas 21, 25-28.34-36
- Hoy empieza el tiempo litúrgico del Adviento, en el cual nos preparamos para recibir al Hijo de Dios, quien asume nuestra condición humana. Este acontecimiento es de tal impacto que la historia de la humanidad se divide en dos grandes segmentos: antes de la venida de Cristo y después de la venida de Cristo.
- La ciudad cambia su apariencia y se viste de mil colores para expresar la alegría propia de la navidad. Esperamos que nuestra preparación para recibir a la Palabra de Dios que se hace hombre en Jesús de Nazareth no se reduzca a unos cuantos arreglos externos.
- Las lecturas de hoy dan la tónica espiritual del tiempo de Adviento:
- El profeta Jeremías recuerda la promesa hecha al pueblo de Israel de enviarle un descendiente del rey David que inaugurará un orden nuevo, construido sobre la justicia y el derecho.
- El evangelio de Lucas invita a estar preparados para recibir a Jesucristo glorioso, que se hará presente al final de la historia.
- Los invito a profundizar en el texto de San Lucas:
- En este capítulo que hemos escuchado, el evangelista da unas instrucciones sobre los tiempos que precederán la venida definitiva de Jesucristo como Señor de la historia.
- Como ya lo hemos explicado en los domingos anteriores, los textos bíblicos que se refieren a la segunda venida de Cristo utilizan un lenguaje especial, llamado escatológico o apocalíptico. Mediante estas señales cósmicas descritas por Lucas – signos en el sol, la luna y las estrellas, estruendo del mar – se nos está diciendo que desaparecerá el viejo orden plagado de injusticias, para dar lugar a un orden nuevo, coherente con los valores que propone Jesús.
- Si quisiéramos resumir en una sola palabra el mensaje religioso del Adviento, el término adecuado sería esperanza:
- La esperanza es un componente esencial de la existencia humana. Sin ella sería imposible vivir. ¿Cuál es el motor que mantiene vivos a tantos padres de familia que luchan por sus hijos en medio de condiciones infrahumanas? ¿Qué motiva a tantas mujeres cabeza de familia a emprender la lucha por el sustento diario? Padres y madres luchan por ofrecer a sus hijos una educación que les permita acceder a un futuro con oportunidades. Eso los (las) sostiene en medio de los mil obstáculos que deben afrontar.
- En el momento en que dejemos de tener ilusiones, estamos muertos.
- Infortunadamente, abundan profetas que ofrecen falsas esperanzas. Son muchos los incautos que han caído en las redes de promesas de trabajo que conducen a la explotación sexual o a negocios ilícitos. En muchos casos, este camino, que parecía promisorio, se convierte en un infierno que no tiene salida.
- La esperanza de los cristianos es absolutamente sólida pues nos apoyamos en Jesucristo, el único que puede salvarnos y el único en quien podemos confiar. Por eso el evangelio de hoy nos invita a levantarnos y a alzar la cabeza pues se acerca nuestra liberación.
- La liberación que nos ofrece Jesús consiste en transformarnos desde dentro, convirtiéndonos en seres nuevos. Ahora bien, este proceso no termina en nosotros; Jesús nos invita a ser sus colaboradores en la transformación del mundo; gracias a nuestra inteligencia y al trabajo de nuestras manos podremos cambiar las estructuras e instituciones deshumanizantes de la sociedad.
- Además del mensaje de esperanza, que es el hilo conductor de todo el Adviento, el evangelio de hoy nos ofrece dos consejos prácticos: "tengan cuidado que no se les embote la mente" y "estén siempre despiertos". En concreto, ¿qué nos sugiere el evangelista?
- Exploremos el primer consejo, "tengan cuidado que no se les embote la mente". La esperanza, que es la que nos mantiene vivos y activos de cara al futuro, se asfixia cuando las personas consumen los días en asuntos frívolos y superficiales. Para muchas personas, el problema central de su vida es la figura corporal: viven pendientes del gramo de grasa que tienen que quemar, su gran angustia es el PH de la piel y compran todos los productos para detener el envejecimiento. En lugar de desperdiciar tiempo y dinero en semejantes frivolidades, tendrían una existencia más llena de sentido si trabajaran por los demás, si se vincularan a una fundación que apoya a los niños o que ofrece capacitación a tantas mujeres víctimas de la pobreza y de la explotación. La felicidad no la produce el botox que borra las arrugas, ni las siliconas, ni las cirugías estéticas, ni las cuatro horas diarias de gimnasia, sino el servicio a los demás.
- Pasemos al segundo consejo, "estén siempre despiertos". El evangelista Lucas nos exhorta a estar siempre con "las pilas puestas". No podemos descuidarnos. Y este consejo se aplica a todas nuestras actividades, desde las más espirituales hasta la materialidad de todos los días. Pongamos algunos ejemplos: debemos vivir con la conciencia en paz, pues no sabemos en qué momento nos llamará Dios a rendir cuentas; debemos ser muy delicados en el manejo de nuestras relaciones afectivas – con la pareja, con los hijos, con el entorno familiar -, pues el amor necesita alimentarse de detalles, de lo contrario se marchita y muere; igualmente debemos ser vigilantes con nuestros recursos económicos, lo cual implica no gastar más de lo que nos entra, manejar prudentemente el crédito, pagar oportunamente las obligaciones, planear los gastos. Como lo podemos ver, este llamado a estar atentos y vigilantes es muy pertinente y tiene aplicaciones prácticas.
- Es hora de terminar nuestra meditación dominical, que marca el inicio del Adviento, periodo en el cual nos preparamos para la venida de Cristo. El mensaje central es la esperanza, la cual no se alimenta de falsas ilusiones sino que se apoya en Jesucristo, que no nos defraudará. Y tomemos atenta nota de los dos consejos que nos da el evangelista Lucas: no permitamos que una vida frívola y superficial embote nuestras mentes; y estemos siempre vigilantes.